Howard Davies / Thatcher y el Big Bang

AutorHoward Davies

En los Estados Unidos, para las personas de una edad determinada, Margaret Thatcher fue una superestrella, y a los estadounidenses les han sorprendido las opiniones tan divididas en Gran Bretaña, donde Thatcher gobernó durante once años. Sin embargo, los británicos no estaban asombrados. Al igual que Tony Blair, Thatcher ha sido durante mucho tiempo un producto británico que tiene más atractivo en los mercados extranjeros que en el interior.

Todos los aspectos de su legado se debaten seriamente. ¿Predijo los problemas de la unión monetaria europea o dejó aislada a Gran Bretaña en los confines del continente? ¿Creó un nuevo dinamismo económico o dejó terriblemente dividido a Reino Unido, más desigual y desunido? ¿Destruyó el poder de intereses creados y creó una verdadera meritocracia o afianzó a los banqueros y entidades de financiación como la nueva élite, con consecuencias catastróficas?

En efecto, un asunto que se ha seguido muy de cerca son las reformas de la City de Londres emprendidas por Thatcher a finales de los años ochenta. En 1986, su gobierno fue decisivo en la creación de lo que coloquialmente se conoce como el "Big Bang". Técnicamente, el cambio principal fue acabar con la "capacidad individual", mediante la cual un corredor de valores podía ser el titular o un agente, pero no los dos.

Antes de 1986 había agentes que actuaban en nombre de sus clientes e intermediarios y ninguno podía hacer el trabajo del otro. Este sistema se había dejado de usar en otros lugares, y la reforma significó la apertura de Londres a nuevos tipos de instituciones, especialmente los principales bancos de inversión estadounidenses.

La primera consecuencia, y la más visible, fue el fin del almuerzo largo. Antes del Big Bang, el almuerzo era a menudo la parte más ardua en la jornada de un corredor de valores; empezaba con un gintonic apenas llegado el mediodía, y acababa con un brandy Napoleón a las tres de la tarde. Esa cultura cómoda pronto acabó después de que llegaron los impetuosos y ruidosos estadounidenses, que trabajaban incluso durante el desayuno.

Sin embargo, algunos piensan que también había desventajas. Philip Augar, autor de "The Death of Gentlemanly Capitalism", señala que "las buenas cosas de la City se perdieron junto con las malas", y que las reformas de Thatcher "nos pusieron en ese camino vertiginoso hacia la crisis financiera".

¿Se justifica esta acusación? ¿Podemos realmente encontrar en los años ochenta los orígenes de las...

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