Está hospital para llorar

Nueve meses después de su remodelación, el Hospital Pediátrico de Iztapalapa presenta goteras que desprenden plafones y encharcan áreas como el autoclave en donde se esteriliza el instrumental médico.

Durante 4 años, el hospital sólo prestó servicios de urgencias debido a las tareas de remodelación que, en apariencia, concluyeron el 25 de octubre pasado, día en que fue reabierto, aunque sin caldera, quirófano, autoclave ni lavandería.

El autoclave ya funciona, pero en una habitación con goteras. El quirófano no ha podido ser instalado, porque al techo lo afecta el agua de lluvia que se acumula en la azotea. La caldera, esa sí, opera.

De 100 camas que deberían estar disponibles, sólo 38 en la sala uno pueden ser utilizadas. La mitad de la sala de recuperación de preescolares está ocupada por muebles apilados. Con tal de evitar que las goteras dañen las cuatro nuevas unidades odontológicas con Rayos X, los médicos del área improvisaron una canaleta.

"Para lavar las insuficientes sábanas y colchas del hospital tenemos que ir a Xoco, y eso con nuestro cloro y nuestro detergente", señalaron los trabajadores de los turnos matutino y vespertino, de lunes a viernes, del Pediátrico de Iztapalapa, situado en Ermita 780, entre las avenidas Tláhuac y Cinco.

Desde que fue reabierto, el personal del nosocomio advirtió de las irregularidades y malas condiciones de operación a la Jefa de Gobierno, Rosario Robles, y al secretario de Salud del Distrito Federal, Armando Cordera.

En una de las misivas dirigidas a las autoridades, recibida el 17 de enero por el director de Servicios Médicos y Urgencias del DF, Arturo García, los...

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