Homero Aridjis / Me moriré en París con aguacero

AutorHomero Aridjis

Me moriré en París con aguacero, un día del cual tengo ya el recuerdo.

César Vallejo, Piedra negra sobre una piedra blanca.

César Abraham Vallejo, el poeta peruano que descansa en el cementerio parisino de Montparnasse, fue el menor de los 11 hijos que le nacieron a Francisco de Paula Vallejo Benites y María de los Santos Mendoza Gurrionero. Vio la luz en el pueblo de Santiago de Chuco el 16 de marzo de 1892. González Ruano lo describió como a un "hombre muy moreno, con nariz de boxeador y gomina en el pelo". Hace 70 años, en plena Guerra Civil española, un Viernes Santo, el 15 de abril de 1938, murió en París repitiendo en su delirio: "Voy a España, quiero ir a España".

La infancia de Vallejo, transcurrida bajo una intensa atmósfera religiosa, estuvo punteada por el hambre, como fue el caso de María Sabina, la sacerdotisa de los hongos alucinantes, en Huautla de Jiménez, Oaxaca. Para alejarse de las restricciones de la casa familiar, en 1910 Vallejo se fue a Trujillo para estudiar en la Facultad de Letras de la Universidad de la Libertad. Pero por problemas económicos se vio obligado a abandonar sus estudios y regresar a Santiago de Chuco.

En 1919, con Los heraldos negros, Vallejo reconoció su deuda ante los ritmos, imágenes y vocabulario del modernismo, mientras iniciaba su propio estilo personal y presentaba los temas que predominarían en sus obras posteriores. La orfandad y la hermandad fueron sus temas recurrentes, en torno de los cuales convergieron otros motivos, como el sufrimiento, el amor, la religiosidad orientada socialmente y la pobreza. "La más alta y sincera poesía", escribiría Vallejo, "es lujo de la pobreza".

Durante una visita a su pueblo natal en el verano de 1920, en ocasión de las fiestas loca- les en honor del santo patrón, la tensa atmósfera política estalla en un motín. En el caos que siguió un hombre cayó mortalmente herido y una tienda fue saqueada y quemada. Vallejo, acusado gratuitamente de haber instigado el incidente con otros 19 individuos, fue sentenciado a 112 días de prisión.

Trilce, su colección de poemas originalmente llamada Cráneos de bronce, fue publicada en 1922, quiso lanzarla con el seudónimo de César Perú. Los amigos que lo acusaron de tratar de emular a otros escritores, como Anatole France, lo indujeron a rechazar título y seudónimo. Se dice que el descubrimiento de último minuto del título Trilce ocurrió mientras repetía en voz alta para sí mismo el precio del volumen, tres libras: "tres, tres...

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