HOJEANDO / Eugenio del Hoyo

AutorDaniel de la Fuente

"¿Muere en verdad un hombre que vivió como él?", escribió Armando Fuentes Aguirre "Catón" a la muerte de Eugenio del Hoyo Cabrera, ocurrida el 6 de junio de 1989, el jueves hace 30 años exactos.

Del Hoyo es una de las grandes figuras contemporáneas de la historiografía en Nuevo León y en el norte del país junto a Israel Cavazos Garza, Isidro Vizcaya y Mario Cerutti. Nacido el 29 de junio de 1914 en Jerez, Zacatecas, llegó al Tecnológico de Monterrey en 1950 para impartir cátedra de Historia.

Su hijo, Eugenio del Hoyo Briones, me recuerda la anécdota célebre: "Un día al pasar por un salón cerrado en Aulas I, papá advirtió que había muchas cajas con libros. Al preguntar a su jefe, Luis Astey, le dijo que eran libros antiguos de historia, literatura y otros, donados por empresarios regiomontanos que habían comprado a don Pedro Robledo, un señor de México, pero como la institución era un tecnológico no había interés por los libros de humanidades.

"Mi papá pidió permiso al licenciado Astey para abrir el salón y revisar los libros de la donación. Un día estaba abriendo cajas, ordenando y clasificando, cuando un señor abrió la puerta y con voz de autoridad le preguntó: 'Usted qué hace aquí?'. Mi papá, emocionado, le contestó: 'Aquí estoy descubriendo un tesoro'".

El señor era Eugenio Garza Sada, quien propuso al Consejo del Tec habilitar un espacio en el edificio que sería Rectoría para abrir una biblioteca de acervos especiales. Uno de los consejeros, Carlos Prieto, director de la Compañía Fundidora, ofreció donar su colección de ediciones de El Quijote. Por eso se llama Biblioteca Cervantina, de la que Del Hoyo fue director fundador.

Respecto a su magna investigación Historia...

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