Hojeando

AutorChristopher Domínguez Michael

"Sabemos más de Kafka que de nuestras hermanas", se lamentaba pizpireto y burlón Hugo Hiriart, dirigiéndose a quienes éramos sus discípulos en el lejano año de 1986. Pocos clásicos, sin duda, han sido diseccionados de manera tan inclemente por la posteridad como Kafka. Marxistas, psicoanalistas, estructuralistas y teólogos han explorado todo cuanto el praguense dijo, escribió y remitió; se exploran cada año todos los ámbitos de su vida sexual, familiar, religiosa y literaria.

Acaba de aparecer un libro sobre las películas (Hanns Zischler, Kafka go to the Movies) que vio o que debió ver y se amenaza con la publicación de sus informes como el eficiente empleado que fue de una compañía aseguradora.

Inclusive, Marcel Reich-Rainicki, el llamado papá de la crítica alemana, ya se permitió, en su libro más reciente (Siete Precursores, Galaxia Gutenberg, 2004) desafiar la leyenda piadosa de Kafka y decir que el escritor mucho tenía de torturador sistemático de sus bienamadas corresponsales.

Ningún conocimiento suplementario es ocioso cuando de un gran escritor se trata, siempre y cuando no se confunda la periferia de una obra con su centro.

Justo hace unos meses decidí releer los Diarios, de Kafka, en la nueva edición de Galaxia Gutenberg, dirigida por Jordi Lovet, el mismo que decidió titular La Transformación al texto que generaciones de lectores conocíamos como La Metamorfosis. En fin, que esta edición presenta los Diarios ordenados por cuadernos tal cual los fue componiendo Kafka.

Supongo que es obvio decir que mi lectura ha sido muy diferente a la primera, efectuada en la adolescencia. Pero no sólo yo soy otro (o eso quisiera figurarme), sino que el texto es distinto. Del extraño profeta atado por voluntad...

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