Hoja x Hoja / Dos novelas sinaloenses

AutorHugo Valdés Manriquez

Cimentado en el argot del noroeste mexicano para exorcizar el lenguaje oficial con el que se habla aún hoy del caso Colosio, el sinaloense Elmer Mendoza mostró en su primera novela, "Un Asesino Solitario" (1999), a un magnicida en potencia sui generis: priísta admirador del presidente y católico que se encomienda a Dios para hacer bien su trabajo, se declara enemigo de matar por encargo a narcotraficantes, mujeres o sacerdotes. Retrato de la corrupción e impunidad de los grupos especiales subrayaba cómo la existencia de sicarios al estilo de Jorge Macías era posible en la medida en que las altas esferas políticas los cultivaran para su uso personal.

Lejos de la caricatura o parodia de un hecho trágico que marcó nuestra historia reciente -pese a la semejanza entre los nombres reales de personajes relacionados con la muerte de Luis Donaldo Colosio y los ficticios en su novela-, Elmer Mendoza noveló entonces una conspiración urdida en Culiacán, simultánea a la que culminó en marzo de 1994 en Tijuana, con el evidente fin de ejecutar al candidato presidencial en el sitio que fuese.

Nueva propuesta de escritura

En "El Amante de Janis Joplin" (2001), Mendoza optará de nuevo por la estructura horizontal, en lugar del consabido orden vertical que separa frases y párrafos como unidades encaminadas a lograr un efecto, lección técnica que en "Un Asesino Solitario" se limitó a la voz del narrador y, sucesivamente, facturando un notable ejercicio de respiración, a las de los personajes que aquél evocara. Encabalgando ahora una tercera persona con dialogación, recuerdos, divagaciones, deseos y toda turba de voces, consigue en su segunda novela un vertiginoso continuum al que el lector termina plegándose sin prestarle mayor caso a la puntuación, en especial cuando la acción acelera.

Y sin dar pie a la reflexión sociológica deliberada, salvo a la que surge de sesgo, el lenguaje se queda -y no lo digo mal- en una superficie que es fondo, sin pretensiones, igual al que se usa para contarle al vecino, al amigo, al compa, lo que les pasa a otros compas cualquier día por la tarde. Es decir, comprometida en recalcar cómo se vive y se oye dicho universo, la narración describe el narco desde la perspectiva y el entendimiento de los propios personajes como la cosa más natural del mundo.

Una doble visión

La presencia protagónica de David Valenzuela, un serrano retardado que mata en defensa propia a un traficante de baja estofa, servirá para apreciar...

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