El hogar de los sasak

AutorIvett Rangel

Texto y fotos

LOMBOK, Indonesia. Autodeclarada como una versión más natural, auténtica y serena que Bali, Lombok busca alejar a los visitantes de sus playas casi vírgenes para demostrarles que también hay mucho que conocer en su interior.

Salpicados en toda la isla, a templos, comunidades y playas se llega más rápido en un automóvil alquilado, pero si no se desea padecer con la lectura de mapas y adivinación de caminos secundarios sin letreros, lo mejor es contratar un paseo con guía y chofer. Sólo así se puede comprobar, en dos días, la tan publicitada frase de los sasak que aseguran que desde Lombok se puede ver Bali, pero desde Bali no se puede ver Lombok.

"También tenemos varios templos y no sólo hinduistas, pero eso no es lo único. Ya verán...", exclama Uji Gaffar camino a Pura Batu Bolong.

Para ingresar a este templo hinduista en el que se venera a Váruna (el dios del océano), el viajero debe atarse a la cintura una cinta amarilla que simboliza al sol y descalzarse al estar en el altar principal, una muestra de respeto y honra para este lugar al aire libre custodiado por figuras que representan el bien y el mal en completo equilibrio.

Llaman la atención los ídolos cubiertos con mantas a cuadros, el color blanco simboliza lo femenino y el negro lo masculino; el olor de las ofrendas de flores e incienso guía a través del pasillo que pasa por un costado del acantilado. Ahí se comprende el nombre del templo, que significa "hoyo en la roca".

En la cima, un hombre y una mujer rezan con fervor, tienen los ojos cerrados, las manos unidas y dirigidas al cielo, y granos de arroz pegados en la frente. "Eso se hace por protección", susurra Uji ante la especial atención de los viajeros en el entrecejo de los peregrinos.

En el mar, cientos de ofrendas con hojas de palma y flores van y vienen con el oleaje hasta quedar atrapadas en las rocas más bajas del acantilado. "Aquí rezamos al dios del océano para que permanezca tranquilo y que siempre nos cuide", detalla el Mangku, o sacerdote del templo.

Luego inicia una plegaria en una lengua completamente desconocida, ni siquiera se escucha como bahasa indonesio. Más tarde se sabrá que se trata de una oración para que los visitantes tengan un buen tránsito por esta isla y de regreso hasta su hogar.

Camino al siguiente templo, Uji comparte interesantes detalles de los sasak. Por ejemplo, que esta etnia no solía nadar en el mar, a pesar de vivir de él y cerca de él, y tener de las más hermosas playas de Indonesia, ya que lo consideraban un sitio completamente sagrado. "Pero eso ha cambiado con los años... y con el turismo", dice divertido el guía.

También cuenta que para explicar los constantes sismos en la región, los padres les dicen a sus hijos que debajo de la tierra vive un inquieto dragón, que necesita moverse de vez en cuando.

Luego de transitar entre enloquecidas decenas de motocicletas por Mataram, la ciudad principal de Lombok, se delinea Pura Dan Kemaliq Lingsar, el templo considerado la Jerusalén de Indonesia, porque ahí se reúnen hinduistas, musulmanes y budistas por igual.

A pesar de la importancia...

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