Una historia feliz

AutorAdriana Durán

En 1992 tres amigos decidieron abrir la Garufa, nunca imaginaron que sería el detonador de un movimiento gastronómico que revolucionaría en10 años la restauración capitalina, pasando de una cocina de fonda a una más contemporánea influenciada por la tendencia de platillos ligeros maridados con vinos, transformando así a La Condesa en el barrio con más ángel de México

Fernando Campoy Ramiro Ruíz

En febrero de 1992 abren la Fonda Garufa, lugar improvisado que contaba con ocho mesas de cervecería Modelo, manteles de florecitas y un refrigerador de la misma empresa, donde se guardaban los ingredientes del día, refrescos y tres botellas de vino, cuyo precio al público era de 12 pesos. Era un chileno, Clos de Pirque.

El primer menú constaba de embutidos, empanadas, pastas y cortes de carne a la parrilla. Posteriormente con el fotógrafo y chef invitado Darío López-Mills, se integra el menú de especialidades, que posteriormente engrosa la oferta de la Garufa.

Ramiro y Fernando son socios desde 1988 con la librería La Casa de las Brujas, ubicada en la Plaza Río de Janeiro. Los gatos eran un distintivo de este sitio al que Lola Reyes Romero surtía la pastelería que preparaba en su casa. En ese tiempo ya tenían la inquietud de abrir un restaurante y a raíz de conocera Eduardo el "Vasco" Ustarroz, un amigo argentino, surge la idea de la Garufa.

"Lo más complicado en La Condesa fue hacer que los vecinos aceptaran la apertura de los restaurantes. Cuando la Garufa se estableció, todavía había familias judías y un restaurante de comida húngara, El Balatón en la calle de Tamaulipas y Montes de Oca, donde ahora está El Principio", explica Ramiro.

Héctor Zeivy

Propietario del Rexo, Cinna y el Ophelia Café. Su primer restaurante fue el El Pecao de Ophelia, fundado en 1995. Más tarde abre El Barracuda en 1998 con Kurt Holander, el Rexo en 1999 y el Cinna Bar en el 2002.

"El Barracuda surge del deseo de tener un bar y escuchar buena música. El Cinna es el resultado de un viaje a Asia. En El Pecao de Ophelia se empieza con 10 mesas donde se vendían mariscos, cocteles, pescado frito, pescadillas, empanadas, pasta, arroz con pulpo, además de vino y cerveza".

"El nuevo Ophelia Café lo abrimos hace un año, tiene comida delicatessen. Uno de los platillos con mayor demanda es el atún fresco a la plancha. En el Cinna es comida estilo vietnamita", comenta Héctor, quien nunca imaginó ser restaurantero.

Héctor es de profesión piloto aviador, más tarde se dedica a la...

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