Los hilos del arte

AutorREFORMA / Staff y con información de Sergio R. Blanco y Daniel de la Fuente

Artistas contemporáneos han vuelto su mirada al bordado, antes considerado como una actividad de las abuelas en sus ratos de ocio o parte la tradición mexicana; una técnica puramente artesanal y decorativa ligada a las comunidades indígenas que hoy no sólo se ha llevado al lienzo y el collage, sino que incluso se borda como una forma silenciosa de protesta.

Aguja, hilo y un regreso a la tradición figuran en la obra de varios creadores, lo mismo artistas consagrados que emergentes. Han experimentado con el bordado, entre otros Gabriel Kuri, Dulce Chacón, Roxy Love, Natividad Amador o el grupo encabezado por Clarisa Moura que actualmente expone Hasta Mostla en el Centro Cultural de España.

Según la historiadora María Josefa Martínez del Río, la primera bordadora que llegó a América fue una española, Catalina de Bustamante. Del contacto entre el legado vernáculo y la nueva técnica traída de Europa, se desarrolló un tipo de vestimenta con ornamentos bordados que ahora forma parte de la identidad de muchas comunidades indígenas del País.

Y, en algunos casos, como en Hasta Mostla o la serie de Roxy Love Ninequi Tequisti (2010), las artistas han integrado a bordadoras indígenas, para fusionar la tradición centenaria con el arte contemporáneo.

Roxy Love narra que sus dibujos no tenían color, eran pura línea y ella quería que fuera a través del hilo que cobraran color por primera vez, por eso aprendió a bordar dos años atrás con las mujeres de Jaltocán. Para Hasta Mostla, Roxy ha trabajado de nuevo con las bordadoras de esa comunidad hidalguense.

"Son mujeres increíbles a las cuales voy a querer siempre, ellas dibujan hermoso con el hilo", señala Roxy Love. "La experiencia de estos dos meses con ellas, es de las mejores de mi vida, nos abrieron su casa y su corazón".

Otro caso es el de la artista Natividad Amador, quien, tras estudiar arte, regresó a su natal Juchitán, en un reencuentro con sus raíces para llevarlas a su obra. El bordado tomó un lugar en sus creaciones y rindió homenaje no sólo a las tradiciones, sino también a los grandes maestros de la pintura oaxaqueña. En el invierno 2010-2011, Amador expuso Pinthila, una serie de pinturas bordadas, en el Museo Textil de Oaxaca.

"Debemos dejar de ver el arte popular como algo inalterable, incapaz de ser sujeto de innovación, reduciéndolo a una mera habilidad manual, dejando fuera de discusión el lugar de la creación", dice Clarisa Moura.

Una prueba más de que esta técnica ha tomado nueva fuerza...

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