Hikikomori: Conectados por la soledad

AutorJesús Pacheco

El 12 de octubre, fueron hallados en Saitama y Kanagawa, Japón, los cadáveres de nueve jóvenes. Se trata de dos nuevos episodios de suicidios colectivos, un fenómeno en aumento en Japón.

En Saitama, la Policía descubrió los cuerpos sin vida de cuatro hombres y tres mujeres, de entre 20 y 30 años, en el interior de una camioneta rentada. Perecieron asfixiadas por inhalar humo de estufas de carbón.

Mientras, en Kanagawa, al sur de Tokio, fueron encontrados los cadáveres de dos mujeres de 21 y 27 años en circunstancias similares, a bordo de un automóvil también alquilado. Como el resto, se intoxicaron con el humo de estufas de carbón.

A propósito de los sucesos, miembros de la Policía declararon que los suicidas podrían haberse conocido a través de Internet, en alguna de las páginas web donde personas deprimidas y aisladas se conocen, intercambian puntos de vista y se animan a matarse; la policía japonesa investiga la posibilidad de que los jóvenes podrían haber pactado los suicidios colectivos a través de una página de Internet que da consejos para tales acciones, y cuyo éxito dio lugar a la aparición de una docena de sitios similares.

Para quienes desean morir, Internet es la comunidad ideal, según el psicólogo Yoshitaka Fukui, especializado en apoyo a víctimas de depresión.

"Ahí pueden compartir su soledad y buscar matarse juntos. Individualmente, es difícil suicidarse, pero una vez que se reúnen varias personas es más fácil actuar", comenta.

Según la misma policía, los casos no estaban necesariamente relacionados. Pero sin duda lo están si se toma en cuenta que los suicidios colectivos son un fenómeno creciente en Japón, y quienes los protagonizan forman parte de un movimiento que incluso ya tiene nombre: hikikomori.

Hikikomori, palabra japonesa que significa "confinarse" o "atrincherarse", nombra a quienes optan por el retraimiento y la reclusión voluntarios, buscando la ausencia total de comunicación con las personas de su entorno (familia, compañeros de escuela o trabajo, el prójimo en general).

Documentales como Home, de Kobayashi Takahiro, empiezan ya a delinear su perfil y estilo de vida. Se trata de jóvenes de entre 20 y 30 años, generalmente con buena preparación académica, que por temor a enfrentarse a la realidad se refugian (al igual que los otaku, nerds computacionales) en universos infantiles alimentados por los juegos de video, los cómics, las colecciones fetichistas, y conectados a través de internet.

Según la revista Time...

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