El Hijo Desobediente / El relevo

Hay mucho todavía que aprenderle para no dejarse-a un 'sistema' que es, ante todo, un extraordinario costal de mañas. Son maestros. Y esto, nomás no se puede negar.

Ya no sé hace cuántos días -pero pocos-, en esta irreverente columna se comentaba el inteligente procedimiento en el ërelevoí de escándalos, a modo tal de que éstos se vayan ensombreciendo los unos a los otros.

Y es así, como puntual ha acudido al llamado un fiel escudero de quien lo sea, para, a conveniencia de lo que convenga, y, según se ve lo que se ve, girar los reflectores, los oídos, las miradas, las palabras y las. . .

buenas memorias.

De tal suerte que la estrategia del prófugo Oscar Espinosa Villarreal y sus protectores-beneficiarios, ha sido la de aparecer. Sin aparecer. Apenas, tirando a lo lejos una piedrita que sacuda un matorral cualquiera en el monte.

Esto cuando sucede que en este circo de tres pistas, la raza y los medios mismos de comunicación, sin cargo al hígado venían aceptando ya la huida de Espinosa Villarreal como parte de la cotidianidad. Dado, en gran medida, a que el cobijado halo de corrupción que envolvía al ex-regente capitalino -cual común denominador en cercanos colaboradores de Ernesto Zedillo-, ahora se había venido ocupando de Herminio Blanco, el sostenido...

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