El Hijo Desobediente / Dos horas y... sin radio

Me fue peor que si se me hubiera caído encima. Casi dos horas me aventé en el periférico y en las peores condiciones en que un ser humano puede andar por esas veredas: solo y... sin radio.

Primero le eché la culpa a la rellena-estadios despedida de Hugo Sánchez en el 'Azteca' (quesque ya se llama así otra vez). Aprecié en los coches vecinos a los futbolófilos echando chispas y mentando frases en portugués... no llegaban. Para cuando pasamos por el sureño hospital de Pemex nos dimos todos cuenta de la repetida tragedia: se cayó otra vez un anuncio tan espectacular, como el desgarriate que armó.

Afortunadamente el animalón -de metálica estructura- no mató a nadie, ni cayó sobre ninguna casa ni sobre coche alguno. El asunto quedó en un infame atorón de tráfico y no pasó de hacernos caer a todos en el venial pecado de la impuntualidad.

Leo en un artículo que hay más de 5 mil anuncios espectaculares regados por la gran ciudad y que 4,900 no reúnen las mínimas garantías en su construcción. Y por lo pronto ha quedado demostrado que los capitalinos aires le pegan más a los anuncios, que el viento a...

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