El Hijo Desobediente / La que se fue

Se me ocurre hacer presente a este texto la presente prohibición a una selección de futbol para el uso del escudo nacional, que es la misma prohibición que no le hacen a un partido para manipular con los colores de la bandera mexicana a sus cada vez menos manipulables manipulados. En medio de esto, te contaré una historia de hoy.

Escribo de lejos. Pero no sé si te llegó por allá una historia de estos días, la de una mujer de por acá. Es real: Ruperta Hernández, la regiomontana que el mero día de su cumpleaños, a los 107 años, decidió nacionalizarse ciudadana estadounidense. Nos tardamos 107 años en perderla pero, la perdimos.

Lo asumo como un riatazo a mi patria. Será que a esa edad, después de haber visto todo, lo que hoy pasa le haya colmado lo suficiente el plato como para convencerla de agitar otra bandera, de irse. Esto en el entendido de que estar o no estar, no necesariamente es irse. Pero cambiar de bandera, sí.

En cuestiones hondas, de ciertos sitiosí no quisiera irme a ninguna edad à menos a esa. No al final, cuando las decisiones tomadas se van haciendo más definitivas ante la probabilidad de que el tiempo dé pocas oportunidades de modificarlas.

Yo no quiero que no quieran otra bandera. Que las respeten, que las abracen, pero que no las canjeen. No lo niños, no los jóvenes ni sus padres à cuánto y menos a los 107 años de edad.

Sembrar arraigo, querencia, es algo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR