Herencia padrísima

Diosa Maya tuvo la mejor herencia, pues su padre no sólo le inculcó el amor por la lucha libre sino también las tradiciones del pueblo mesoamericano a través de la creación de su personaje.

Originaria de Chiapas y familia en Guatemala con raíces en la cultura maya, la gladiadora comparte que cuando iba a debutar en la lucha libre su progenitor, quien la llevó por primera vez a entrenar para que aprendiera a defenderse, le entregó su equipo y le dio el nombre que porta desde hace casi tres décadas.

"Mi papá quería ser luchador, pero como tuvo un accidente y perdió una pierna no pudo serlo y se quedó con esa ilusión que me lo transmitió a mí, y al final fue un orgullo para él verme arriba de un ring, y desde el día que yo debuté hasta que falleció estuvo conmigo en todas las funciones.

"Me buscó un nombre y él mismo diseñó el equipo, es muy difícil traer este nombre porque pues tengo sangre maya y para mi papá era un orgullo pertenecer a esta cultura y por eso es que pensó en que si somos mayas...

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