Las herederas del cura Hidalgo

AutorKarla Garduño Morán

DOLORES HIDALGO.- Viven de manera casi anónima en este municipio desde hace unos 10 años, cuando regresaron luego de hacer sus vidas en otros estados de la República. Dicen que todos en el pueblo saben de su existencia, pero no se habla de ello.

Son María Esther, Esperanza y Mercedes Vázquez Mendoza, herederas en quinto grado del cura Miguel Hidalgo y las únicas que quedan vivas de un total de nueve hermanos.

Aunque desde 1985 se reconoció que los Vázquez Mendoza eran herederos directos del héroe de la Independencia y se les hizo un reconocimiento oficial en la Hacienda Corralejo -lugar donde nació el llamado "Padre de la Patria"-, la familia no ha sido tomada en cuenta por el gobierno actual para las celebraciones del Bicentenario de la Independencia.

"El pueblo siempre ha sido un poco sordo para este parentesco que tenemos con Hidalgo, como que dicen: 'si las empezamos a subir, se van a creer y van a empezar a pedir cosas'. Siempre hemos sido muy modestas, nunca le hemos dicho nada a nadie y nadie nos viene a comentar nada. Hemos vivido en el anonimato, afortunadamente", dice María Esther, quien no confiesa su edad pero supera los 90 años.

El cronista de Dolores, José García, ha documentado el parentesco de los Vázquez Mendoza con Hidalgo, aunque ellos lo sabían desde antes.

Durante más de tres años, el historiador vivió en la parroquia principal del pueblo haciendo investigación. Ahí encontró la fe de bautizo de las dos hijas que procreó Hidalgo con Josefa Quintana Díaz Castañón: María Vicenta y María Micaela, así como las de su descendencia.

Vicenta murió en la adolescencia y Micaela se casó con José Julián Mendoza Sánchez, con quien tuvo ocho hijos, entre ellos Ignacia, de quien se desprende la línea de sucesión que pudo rastrear García para dar con la familia Vázquez Mendoza.

Ignacia tuvo un hijo natural, Vicente, quien se casó con María Refugio Zamora y tuvieron tres hijos. Una de ellas, Juliana, es la mamá de las tres mujeres que hoy cuentan la historia de sus vidas y el orgullo de llevar la sangre de Hidalgo.

"Una vez me dedicaron un libro de Hidalgo y decía 'A la señora Esperanza, sangre y vida de un libertador'. En ese momento yo sentí que realmente teníamos un orgullo de tener un ancestro como Hidalgo, que dio su vida por su pueblo y porque tuviéramos libertad", cuenta Esperanza.

Además del evento de 1985 en la Hacienda Corralejo, cuando todavía vivía Víctor, otro de los hermanos, la familia ha tenido otros dos reconocimientos...

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