Hereda vocación

GUADALAJARA.- La admiración por su padre fallecido en las explosiones del 22 de abril de 1992 llevó a José Ricardo González Uribe a ponerse el uniforme de rescatista.

Ese trágico día, Ricardo González Jaramillo, quien era bombero de Guadalajara, iba a salir de turno; sin embargo, tuvo que regresar a sus labores por tratarse de un catástrofe.

No volvió a su hogar donde lo esperaban sus cuatro hijos, entre los que estaba José Ricardo, a quien le heredó el deseo por seguir su ejemplo.

"Ya como que la sangre, pues, te incita a seguir los pasos o la afición por ser bombero", comentó el oficial.

En la actualidad el "tragahumo" tiene 30 años, y desde que cumplió la mayoría de edad, hace 12 años, labora para la corporación tapatía.

Aunque no heredó el puesto de su padre, logró entrar a la corporación y desde entonces se ejercita para cultivar su físico.

Para José Ricardo es una ventaja que en algunas de sus bases cuenten con gimnasio, y que además les permitan usar las máquinas que la Policía tapatía tiene en su academia, ubicada en la Colonia Tetlán Río Verde.

Expresó que le gusta ir a este último lugar porque tienen nutriólogos y lo ayudan los instructores Gabriel y Paty, con quienes está agradecido.

"Hay que distraerse de repente un ratito y pues a mí que me gusta mucho ejercitar el cuerpo, pues sí...

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