Hereda protección, no dejes problemas

La muerte es lo más seguro de la vida, pero lo que toma por sorpresa a muchos es que tras una ausencia, algunas familias se fracturan y llegan a lastimarse moral y hasta físicamente por causa de una herencia.

Ejemplos extremos han impactado a la opinión pública, desde el caso de la familia de la cantante española Rocío Dúrcal, cuyos hijos están peleando con el padre por los bienes materiales que la artista dejó, o el de dos hermanos en Escobedo que lucharon a muerte por la cantina del padre fallecido.

“La situación es bastante sencilla, me duele decirlo, pero cuando nosotros o cualquier miembro de la familia tiene puesta su mente en el valor económico y material por encima del valor de las personas como tales, todo puede suceder”, dice Iliano Piccolo.

El consultor familiar y ex director del Instituto Superior de Estudios para la Familia en Monterrey comentó que el interés en los bienes materiales es desgraciadamente una cultura dentro de la sociedad actual.

Lo ideal sería que las personas prevean esta situación y protejan la integridad familiar haciendo un testamento adecuado.

Sencillo de entender, pero la verdad es que las estimaciones del Colegio de Notarios Públicos de Nuevo León reflejan la vulnerabilidad a la que se exponen las familias del Estado, pues de 10 personas que deberían tener listo su testamento (por edad o enfermedad), sólo 3 lo tienen.

Hace unas semanas, Julio César Hernández Polina discutió con su hermano Sergio por la cantina que estaba a nombre de su padre y terminó por golpearlo hasta provocarle la muerte. Julio después pasó cuatro horas cavando una zanja para enterrar a su hermano en su propio patio.

“Cuando no existe una disposición clara de a quién debemos dejar como herederos, en qué proporción o qué se le va a entregar a cada quién, siempre existe el sentimiento de que ‘yo estuve más al pendiente de papᒠy tengo más derecho, entre comillas, que los demás”, explica Allen de León.

Así empiezan los conflictos que quizá no siempre terminen como el de los Hernández Polina, pero sí...

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