Hereda joyas literarias...

AutorRicardo Dorantes

Ignacio Padilla es escritor e intelectual de tiempo completo, desde joven su nombre hizo ¡crack! en las letras nacionales y hoy representa al estado de Querétaro en la Academia Mexicana de la Lengua. También es padre de dos hijos y, sobre todo, se describe como un lector insaciable.

"Mis hijos no han tenido más remedio que ser lectores", comenta, "crecieron rodeados de libros y de padres que leen mucho".

La biblioteca de los pequeños así lo constata: títulos llenos de colorido, seres imaginarios y universos mágicos que invitan al viaje del pensamiento.

"Estoy plenamente convencido de que la vocación lectora está, hoy más que nunca, en manos de los padres. Quizá alguna vez pudimos esperar que esa vocación fuese compartida con los maestros, pero en México la relación entre el magisterio y la promoción de la lectura no tienen un futuro precisamente luminoso", asegura.

Los primeros libros a los que se acercaron sus hijos, ella hoy de 13 años y él de 11, fueron los títulos de Alicia Molina y Pancho Hinojosa, así como las obras de Oliver Jeffers, Anthony Browne y Satoshi Kitamura.

Padilla describe a Molina e Hinojosa como dos autores inteligentes, audaces y respetuosos de la imaginación del niño, sin olvidar su sentido del humor.

Sin tratar de influenciar demasiado, el escritor ha llenado una biblioteca para que sus hijos (de quien prefirió omitir sus nombres por seguridad) opten a una diversidad de estilos y temáticas.

"He intentado acercarlos a los libros clásicos que a mí me sedujeron cuando era niño: La Isla del Tesoro, El Conde de Montecristo y Las Aventuras de Sandokán", platica.

En preparatoria, Padilla cree que es el mejor momento para hacerles descubrir la más depurada literatura escrita en español y, por ello, es Cortázar y sus cuentos la mejor opción, así como La Invención de Morel, novela de Adolfo Bioy Casares.

"Cuando entren a la universidad es óptimo acercarse al boom latinoamericano, particularmente a Cien Años de Soledad, a Pedro Páramo, Aura y La Guerra del Fin del Mundo, libros que han sido escritos directamente en español, que están llenos de imaginación y son fiestas del lenguaje. Son muy cercanos", amplía.

Para el comienzo de la vida laboral no tiene una recomendación específica, pero sí apela al libro que lo ha acompañado toda la vida: el Quijote.

"La vida laboral es diversa, como diversas son las vocaciones y los entornos", argumenta...

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