Hard core exigente

AutorErika P. Bucio

El título lanza la advertencia: Hard core, de ÓNIX Ensamble, es un disco exigente tanto para los intérpretes como para los escuchas.

Eligieron una de las partituras más demandantes: El martillo sin amo (1954) de Pierre Boulez, una pieza de cámara que muchos abandonan antes de poder tocarla, cuenta Alejandro Escuer, director artístico ÓNIX.

La obra de nueve movimientos para voz (mezzosoprano), flauta en sol, guitarra, viola y tres percusionistas es la pieza central del álbum que incluye Aphorismen (1963), de Maki Ishii, y Triple dúo (1983), de Elliot Carter.

"Es hard core porque es música difícil de tocar, de gran demanda física incluso para el intérprete, pero también representa un reto para la escucha", dice el flautista sobre el disco editado con apoyo de México en Escena. "Es el repertorio menos complaciente en términos comerciales".

Para disfrutarla, sugiere, hay que ir por movimientos, escuchar uno y...

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