Haití se debate entre cólera y hambruna

Misael ZavalaDES CAYES, Haití, octubre 13 (EL UNIVERSAL).- Sentado en una silla de plástico, Tavens cuida a su pequeña hermana, Hamson, diagnosticada con cólera, la enfermedad que agrava la situación en Haití tras el paso del huracán ?Matthew?.

La bebé, de ocho meses de edad, se encuentra desde el lunes pasado en el Hospital Regional de la Inmaculada Concepción, en el departamento de Des Cayes. Su familia viajó seis horas para que la pequeña fuera atendida por un médico. Hamson casi no abre los ojos, luce pálida en el regazo de su hermano. Es el más reciente eslabón de calamidades para su familia desde el 3 de octubre, cuando el huracán azotó la isla y dejó cientos de muertos.

El olor a cloro inunda el área confinada para enfermos con cólera de la Inmaculada Concepción. Las enfermeras contabilizan, tan sólo en este pequeño hospital regional, cinco casos diarios de personas infectadas que viajan desde los poblados costeros ?la mayoría a más de seis horas de distancia en automóvil? y adonde la ayuda humanitaria no ha llegado.

Amante Germain, de 82 años, es otra de las pacientes del hospital, el cual apenas cuenta con las medidas sanitarias básicas para tratar el cólera. La señora no habla, sólo mira al suelo mientras su hija explica que en su poblado, llamado Tiburón, las personas fallecen por decenas, infectadas por el cólera.

Un paciente, acostado en una de las literas de madera del aérea confinada recibe ayuda de las enfermeras. Le acomodan el suero, pero el señor ?de edad avanzada? apenas puede moverse, está recostado en la pared de ladrillos sin un familiar que lo apoye.

Atender a los enfermos de cólera es la prioridad para las autoridades, pero no la única. No hay medicamentos, el agua es insalubre, la comida escasea, hay cientos de desplazados que se han quedado sin hogar, las elecciones a presidente han sido pospuestas hasta nuevo aviso y la cifra de muertes se ha elevado a 473 personas, de acuerdo con información oficial.

El camino de la destrucción

Los estragos del huracán ?Matthew? son visibles a tan sólo 90 minutos al sur de Puerto Príncipe, donde el panorama cambia kilómetro tras kilómetro.

El huracán se encargó de destruir todo a su paso. En Petit-Goave el río destruyó uno de los puentes y a partir de Cavallion se puede ver la devastación en los árboles derrumbados, las casas y escuelas destrozadas (algunas sin techo) y los postes de luz destruidos que han dejado sin electricidad al 80% de la población de la región sur.

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