'Estamos haciendo la diferencia'

AutorMartha Martínez

FOTOS: MARTHA MARTÍNEZ

Regina camina por el gimnasio del Centro Universitario México (CUM), que desde el martes pasado funciona como albergue. Lleva en su mano una lista de damnificados. Ha pasado un día desde el sismo de magnitud 7.1 que sacudió a la Ciudad de México, por lo que va de colchoneta en colchoneta preguntando a las personas que se refugiaron en este lugar si ya comieron, si sus familiares saben que están aquí o si necesitan atención médica.

Vestida con tenis blancos, pantalón negro y una playera morada con el logotipo de Nahui Ollin -la asociación civil con la que colabora en sus tiempos libres-, Regina se nota cansada.

Las ojeras en su rostro delatan que ha dormido sólo dos de las casi 24 horas que lleva como encargada del albergue y, a pesar de ello, sigue recibiendo a personas que llegan en busca de algún familiar, atendiendo a los damnificados que ya están en el albergue y tratando de controlar a un grupo de niños que corre por el lugar.

Junto con otros alumnos del CUM, llegó al plantel poco después del sismo a solicitarle a los directivos de su escuela un espacio para instalar el albergue y un centro de acopio y, al igual que sus amigos, ya no se fue.

El grupo se quedó a buscar algún especialista que aceptara de forma gratuita revisar si el gimnasio estaba en condiciones de fungir como albergue, a colocar colchonetas, a organizar la cocina en la que prepararían alimentos para los afectados, a difundir que su escuela sería habilitada como centro de acopio y albergue, y a atender a los primeros afectados por el sismo que llegaron y que, con el paso de las horas, se convirtieron en decenas.

Al igual que sus compañeros, Regina forma parte de los llamados millennials, a quienes el terremoto de 1985 les resulta una tragedia lejana. No obstante, son ellos los que se han volcado a las calles, como rescatistas o brigadistas voluntarios para proporcionar ayuda en especie.

Para esta joven de 17 años de edad, el sismo del martes pasado es la tragedia más grande que ha vivido.

No obstante, asegura que los ejemplos de solidaridad que dejó la ciudadanía hace 32 años, son los que la convencieron y la movieron a ayudar.

"En el 85, la gente se solidarizó y se organizó con todas las limitaciones y complicaciones que tenían en esa época; por qué nosotros, con toda la tecnología y los medios de comunicación que tenemos a nuestro alcance, no íbamos a hacer lo mismo por nuestra ciudad, por nuestra gente, por nuestra colonia", cuestiona.

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