Hacia una utopía de la humildad

AutorGeorg Leidenberger

En vísperas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, resulta difícil asumir el papel del intelectual distanciado. La situación exige tomar partido, de juntarse a los gritos de "ya no más", exclamados por la coalición en contra de George Bush. "Bush es el malo", expliqué rotundamente la situación a mi hijo de 6 años, y, la verdad, me salió con cierta convicción. Aunque no me agrada el estilo manipulador del documental Fahrenheit 9-11 de Michael Moore, básicamente estoy de acuerdo con los juicios emitidos. Bush ganó las elecciones del 2000 por vía ilegítima, utilizó los ataques del 11 de septiembre del 2001 para fomentar el miedo y justificar invasiones militares sumamente destructivas que poco o nada tenían que ver con una defensa legítima y bien calculada de su país en contra del terror de Al Qaeda.

Como resultado, hoy Estados Unidos y el mundo están más divididos y más alejados de la democracia que nunca; dentro del país vecino, se ha generado un ambiente de ansiedad y represión evocador del macartismo de los años 50; mientras tanto, las regiones del mundo se dividen cada vez más por cuestiones religiosas-fundamentalistas y, dentro de Occidente, la diplomacia entre los países de la OTAN se caracteriza por mucha tensión.

El unilateralismo practicado por el Presidente Bush amenaza los mecanismos de negociación internacional y reintroduce al mundo estrategias (como la llamada "guerra preventiva") de la Realpolitik decimonónica. Peor aún, ¿cuántos problemas urgentes quedan marginados en el proceso? -desastres como el hambre, la escasez de recursos naturales como el agua, enfermedades como el sida y la creciente polarización del mundo entre ricos y pobres.

Hoy Estados Unidos carece de una visión para el mundo: en su actual campaña electoral, no obstante el predominio del tema del terrorismo, el mundo real, más allá de las posibles células de Al Qaeda, está más ausente que nunca. (Al preguntársele a John Kerry, durante el primer debate de los candidatos a la presidencia, sobre el desastre humanitario en Sudán, éste se tomó 10 segundos para volver enseguida al tema de Iraq). Si bien Bush no es el único responsable de este desastre -ojalá que fuera tan fácil-, sí es hora de exclamar: ¡que el pueblo de Estados Unidos lo corra de la Casa Blanca!

Quizás uno de los aspectos que más desconciertan al escuchar la retórica de Bush, especialmente para gente que vive fuera de Estados Unidos, es su insistencia en que la Guerra de Iraq servía para...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR