'Hacía títeres para ayudar a mis padres'

AutorJulieta Riveroll

Admiró mucho la inteligencia del escritor Salvador Novo, pero no el desprecio que mostró a los titiriteros que, como ella, se quejaron sobre las condiciones laborales indignas que enfrentaban cuando él era jefe del Departamento de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

Hoy ese mismo organismo, que en tiempos de Novo no le daba dinero ni para comprar las telas para hacer los títeres, reconocerá a Mireya Cueto (1922) con la Medalla Bellas Artes por sus 70 años de trayectoria profesional en el Teatro Orientación del Centro Cultural del Bosque.

"Nos mandaban a los lugares más horribles de Bellas Artes a trabajar. Nos trataban mal", rememoró la titiritera de 90 años de edad.

Heredó su profesión de sus padres, los artistas plásticos Germán y Lola Cueto. A German le nació la idea de diseñar títeres cuando vivían en París y, aunque él terminaría dedicándose a la escultura abstracta, Lola continuó haciendo muñecos y actuando en las obras teatrales sin abandonar el grabado, entre otras "miles de cosas" que hacía, como coleccionar juguetes artesanales.

Ambos, dijo, tuvieron el mérito de vincular los títeres a la Secretaría de Educación Pública y entonces se convirtieron en una manera de enseñar a los niños.

"Las manualidades se me daban con facilidad y empecé a hacer títeres para ayudarle a mi mamá. Todavía recuerdo mi primer parlamento. Fue en la Feria de San Marcos en...

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