Donde habitan los fantasmas

AutorHaydeé Ramírez

Más allá de sus distinguidas casas con imponentes portales coloniales y sus callejones empedrados ideales para dar besos furtivos, la esencia y la magia de este poblado está en sus leyendas.

Álamos es un pueblo de aire puro y fresco, pero lo que verdaderamente se respira aquí son historias de fantasmas que, curiosamente no dan miedo.

Y si son tejidas al calor de un humeante café en Los Portales, o de un "caballito de lechuguilla" en una improvisada noche bohemia en la Posada de Don Andrés, es imposible no sentir que un ánima te toca el hombro.

Para encontrarte con almas en pena sólo tienes que llegar a este poblado enclavado en la Sierra Madre Occidental y calzar zapatos cómodos para andar por sus arroyos y plazas, hasta llegar al restaurante Las Palmeras o a la botica. En esta última, el boticario Ramón Quijada, te contará las leyendas más jocosas.

Absolutamente todos en este pueblo de 25 mil habitantes han visto penar un alma, o al menos conocen a alguien que la ha sentido.

El cronista, la mesera, los niños, los ancianos, el "ocho bolsas" que vende raspados en la Alameda; todos, con plena convicción, te cuentan una historia de aparecidos.

Tienes que oír la referente a "la Beatriz", esa mujer vestida de blanco que todos los días, al caer el sol, sale desde su hacienda Las Delicias hacia el Panteón Municipal para encontrarse con su amante plebeyo; o la que hay en torno al abanico que prestaron las hermanas Urrea, después de muertas.

Cuando uno escucha todas estas joyas de la tradición oral es inevitable que la imaginación vuele, y entonces, es posible ver con claridad cómo una carreta cargada con lingotes de plata cruza la Sierra Madre a toda velocidad, rumbo a Agiabampo. Probablemente la conduce el espíritu de José María Tranquilino Almada y Quiroz, mejor conocido como "el Chato Almada".

En Álamos hay tantas calles y callejones como pedazos de un plato hayan quedado en el suelo después de romperse. Al recorrerlos podrás construir tu propia historia, si te atreves a robarle un beso a alguien que esté bajo el quicio de su puerta.

Pasea por el panteón, donde "'Asegún' el lugar, será el aparecido"; busca un curioso epitafio donde otra alamense, al estilo de su coterránea María Félix, creó un misterio sobre su edad y ella sí se que se la llevó a la tumba: "Alicia E. Márquez B. Nació Junio 13 de 19... Coman Churro".

Descubre las leyendas que se esconden entre los pasadizos secretos de algunas casas señoriales como la de la parroquia de la...

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