'Nos guste o no, tendremos que hacer política'

Si al neurocirujano René Drucker le llegó el reconocimiento internacional por sus habilidades como investigador de la fisiología humana, su fama en México le debe mucho a su activismo político. Por ende, se propone hacer política en favor de la ciencia.

Esa actitud combativa parece estar en el centro de sus planes para encabezar, desde la Presidencia de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), la tarea de convencer a los candidatos presidenciales, a los diputados y senadores, a los científicos y a la sociedad en pleno de que sin desarrollo científico no habrá desarrollo económico. Convencer, en consecuencia, de que habrá que subir el grado de prioridad que se le da a las políticas de ciencia en México, convirtiendo a la actividad en prioridad nacional.

En entrevista con REFORMA el día de su toma de posesión al frente de la AMC, Drucker, quien funge también como Coordinador de la Investigación Científica en la UNAM, expone sus ideas respecto del trabajo que puede hacerse desde la organización más importante de científicos en México.

En 1995, la Academia identificó áreas de la ciencia poco desarrolladas en México: agrociencias, ciencias sociales, ciencias de la computación y ciencias del mar. Con los dos Consejos Directivos anteriores ha habido un despegue de las ciencias sociales y las de la computación. Sin ser un centro de investigación, ¿qué puede hacer la AMC en las otras áreas?

Puede hacer patente el déficit en ciertas áreas de la investigación. Sería muy importante impulsar la investigación en agrociencias y ciencias del mar -a mí me gustaría llamarles biotecnología agropecuaria y biotecnología marina-, pero eso no le corresponde a la Academia sino al Conacyt. En biotecnología marina estamos muchísimo más deficitarios que en agropecuaria. Impulsar estas dos áreas -con muchísimo presupuesto- nos pondría en otro nivel en cuanto a alimentos y nos permitiría recuperar algo de soberanía.

Se requeriría tener una política de Estado respecto de la ciencia, que trascienda a los partidos y a los tiempos políticos. Planear a largo plazo, con un crecimiento paulatino año con año -en dinero, en instalaciones y en captación del personal que forman las universidades-, y que afiance al sistema científico nacional.

La pregunta que surge siempre es a qué áreas le entraríamos. Esa no debe ser la discusión. Hay que trabajar en todas, lo mejor que se pueda. Sin embargo, hay áreas estratégicas -como esas dos que ya mencioné- en las cuales hay que dar un...

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