Gustavo Moheno/ Retrato de un Asesino: Un viaje al lado oscuro

AutorGustavo Moheno

"Los asesinos se comportan como especies protegidas", declara con inquietante lucidez el impredecible, bestial, pero profundamente "carismático" protagonista de esta historia de sangre, soledad, psicopatologías y automutilaciones que, pese a basarse en una leyenda real de la cultura pop australiana, se define desde los créditos iniciales como la biografía apócrifa de un pseudo serial-killer, autor de best-sellers, cuyo canto de batalla es "nunca dejes que la verdad se entrometa en el curso de una buena historia".

El sujeto: Mark Brandon "Chopper" Read, sociópata paranoico, artista de la mentira; individuo torturado, contradictorio, dueño de un punzante sentido del humor y avasallado por demonios más grandes que su propio mito. Chopper ha purgado dos condenas en la cárcel y es el "escritor" más vendido del continente de los canguros; entre sus muchos títulos destaca How to Shoot Friends and Influence People. Actualmente vive en una granja en Tazmania.

Adentrándose sin pudor en los terrenos temáticos de obras como Henry: Retrato de un Asesino Serial (John McNaughton, 1986) y Asesinos por Naturaleza (Oliver Stone, 1994), el cineasta neozelandés Andrew Dominik -debutando en el largometraje tras un serio fogueo en el mundillo publicitario- somete la cámara a las incongruencias de este personaje sui-géneris para conseguir el perturbador -o "conmovedor", según el nivel de inteligencia/enfermedad de cada espectador- retrato de una violenta forma de comportamiento, desechando cualquier tipo de postura o explicación científica/humanista al respecto.

Dominik aplica un estilo de "cinema verité", una estética sucia, deslavada -la fotografía de Kevin Hayward y Geoffrey Hall es un deslumbrante vómito de colores sobrecargados, sin balance- para darle cuerpo a la enfermiza percepción que Chopper tiene del mundo.

El filme es un viaje intenso, desgarrador y terriblemente irónico al corazón de las tinieblas de este hombre sin identidad, visiblemente preocupado por la opinión que los demás puedan tener de él y capaz de una violencia incontrolable que siempre lo hace sentir patéticamente culpable (Chopper puede meterle un balazo en el vientre a un narcotraficante para después salvarle la vida llevándolo al hospital).

El mayor acierto -o espectáculo- de la cinta no es, sin embargo, el logrado acercamiento visual o la atractiva estructura del guión (la primera parte en la cárcel es delirante y, por cierto, no apta para estómagos débiles), sino Eric Bana en su...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR