Gustavo Fondevila / La limpieza de las calles

AutorGustavo Fondevila

La semana pasada, la Comisión de Derechos Humanos del DF (CDHDF) indagó a tres funcionarios del Instituto de Asistencia e Integración Social (IASIS) y a un agente de la Policía capitalina por una queja interpuesta por un joven que pertenece al campamento de la calle Pedro Moreno, en la colonia Guerrero (Cuauhtémoc).

Según la queja, los funcionarios Elba Rojas, coordinadora del Programa de Atención Emergente; Miguel Ángel Carrillo, subdirector de Protección a la Comunidad, y Rubén Fuentes, director del IASIS, amenazaron con fincarles delitos para provocar que se retiraran de la zona. Al parecer, hay registros de correos electrónicos incriminadores entre estos funcionarios y el Jefe de Sector Centro de la Policía (Juan Carlos Rosas Cruz) que apuntan directamente a la fabricación de delitos y al acoso de los 40 indigentes del campamento.

No debería ser sorpresa para nadie que la policía haga estas cosas. A la institución le encanta perseguir delitos (falsos o verdaderos) de los que ellos no sacan provecho. Pero a la mayoría de la gente quizás le resulte novedoso que una institución que debería atender e implementar programas en beneficio de las poblaciones callejeras las termine persiguiendo a las malas. En realidad, se equivocan.

LOS INDESEABLES

Desde los años 30', las políticas de ordenamiento urbano de la ciudad han usado sistemáticamente el confinamiento como mecanismo de limpieza social del espacio público (Meneses: 2013). Hospitales, asilos, prisiones administrativas, instituciones de beneficencia (privada o pública), etc. han servido tradicionalmente como formas blandas del derecho penal usado contra los pobres, como la contracara de los bastones policiales.

El IASIS (si se logra probar) no habría hecho nada diferente ni más grave que sus antecesores: responder a las presiones de los sectores sociales que pueden definir quién puede estar en las calles, en qué forma y qué se debe hacer con aquellos indeseables que son segregados. Están en la línea de grandes progresistas y funcionarios con conciencia social como Mondragón y Kalb bajo cuya autoridad hubo operativos donde se golpearon personas en situación de calle (calle Artículo 123), se les lanzó gases lacrimógenos y se los trasladó compulsivamente a la carretera México-Cuernavaca al mejor estilo de las dictaduras sudamericanas de los 70' (recomendación CDHDF 23/2009).

Históricamente estos indeseables han...

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