Gustavo Fondevila / Las 'víctimas' invisibles de la Procuraduría

AutorGustavo Fondevila

Hace unas semanas, la sentencia de Salvador Larios Alcázar por el delito de robo a mano armada a casa habitación basada solamente en testimonios oculares reavivó la visibilidad de una práctica común de la procuración de justicia en la Ciudad: el uso de testigos falsos para incriminar inocentes y cerrar sus casos con "éxito".

El tema de la fabricación de acusaciones con testimonios obtenidos con dinero, extorsión o por propia voluntad no ha sido muy estudiado, aunque hace poco tiempo, estuvo en el ojo de la tormenta por la película "Presunto Culpable". Pero de lo que prácticamente no hay datos ni información es de las consecuencias que tienen estas fabricaciones en las víctimas.

EL CASO DORANTES

Parece claro que el primer efecto es la cárcel para un inocente. El infierno de ser enviado a un lugar terrible sin haber cometido ningún delito. Pero hay mucho más que la pérdida de la libertad. Porque la prisión es solo una parte del daño que provocan estos manejos obscenos del ministerio público. En este sentido, el caso de Sergio Dorantes es una buena muestra. Este fotógrafo de prensa de prestigiosos medios internacionales fue acusado del homicidio de su ex mujer, Alejandra Dehesa, en 2003. La acusación fue basada exclusivamente en el testimonio de Luis Sánchez que se retractó un año y medio después, denunciando que María del Rocío García, responsable de la Coordinación Territorial de Coyoacán de la Procuraduría del Distrito Federal (PGJDF) le había pagado mil 500 pesos por su declaración falsa.

Durante la averiguación previa, Sergio abandonó el País y se refugió en USA donde fue detenido en 2007 por el U.S. Marshal Service en California para enviarlo a la cárcel de máxima seguridad de Santa Rita. Posteriormente, fue trasladado a la prisión de North County Correctional Facility donde permaneció 8 meses hasta que decidió entregarse voluntariamente (sin extradición) a la PGJDF que lo encerró en el Reclusorio Oriente durante 3 años y 5 meses más, hasta que el juez 24 en materia penal, Joel López Núñez, lo absolvió.

Entretanto, la carrera como reportero gráfico internacional de Sergio fue totalmente destruida (The New York Times, Newsweek, Time, Forbes, Stern, The Observer y otros dejaron de contratarlo). Su padre murió en 2005 y no pudo atender el funeral. Su salud se deterioró desarrollando enfermedades crónicas (bronquios, colon y próstata). El acoso y la ansiedad...

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