Gustavo Fondevila / Los derechos de la protesta

AutorGustavo Fondevila

Hace un poco más de una semana, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) lanzó una serie de protestas en la Ciudad de México con plantones, cortes de vialidades y marchas. Lograron postergar la discusión de las leyes secundarias de la Ley del Servicio Profesional Docente sitiando al Congreso y cortando los accesos al Aeropuerto Internacional. Pero en los días siguientes, con cortes en Paseo de la Reforma, Periférico, concentraciones en la Secretaría de Educación Pública (SEP), en la Administración Federal de Servicios Educativos, en Los Pinos y su instalación permanente en el Centro Histórico (Plaza de la Constitución), los maestros alcanzaron la tapa de los periódicos pero también, el malestar de los capitalinos. Retrasos, largas demoras, aumento del tránsito, problemas de todo tipo y pérdidas económicas son las consecuencias de esta protesta que -para variar- pagan los habitantes del DF.

LA INACCIÓN DE LAS AUTORIDADES

Pero no se trata solo de malestar: la Comisión de Derechos Humanos del DF ha recibido ya 50 quejas de particulares por los cortes y plantones. La CDHDF está evaluando si hay información necesaria para iniciar una queja por la violación de los derechos de movilidad y libre tránsito. Y este pequeño dato (las quejas) señala un fenómeno relativamente nuevo en las protestas realizadas en la capital.

Los maestros no solamente lograron posponer la discusión de las leyes que le interesaban, sino también que el malestar de los capitalinos por los problemas ocasionados por ellos no se dirigiera en su contra sino que apunte al Gobierno de la ciudad. Las quejas en la CDHDF y el malestar general de la gente (ver encuesta Reforma) apuntan a las autoridades del DF que en el fondo, tienen poco que ver con el conflicto. Esto sucede porque en seguridad pública, los errores tienen costo político, pero la inacción también.

Según la encuesta Reforma (29.08.13), el 65% de los entrevistados considera que el GDF ha manejado mal el problema de las marchas docentes. Y aquí "mal" significa que básicamente no ha reaccionado. Las policías locales se han instalado como observadores en el conflicto y no como actores principales.

Se entiende perfectamente que el gobierno del DF no quiera terminar pagando los platos rotos de un conflicto ajeno. Pero ahora ya lo está haciendo precisamente por no hacer nada. Al mismo tiempo.

La prudencia del gobierno es perfectamente comprensible, sobre todo, después del 1Dmx que terminó en una durísima...

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