Gustavo Fondevila / Una defensa maravillosa

AutorGustavo Fondevila

Lourdes Salazar Jiménez, directora de la Defensoría de Oficio y Orientación Jurídica del DF, declaró la semana pasada en entrevista con el Reforma que el 80 por ciento de los casos penales recibidos por los defensores públicos han estado previamente en manos de litigantes privados que no hicieron bien su trabajo y que obligan a su personal a perder tiempo valioso arreglando los problemas que ellos dejaron. Básicamente, se trata de asuntos donde no se interpusieron recursos jurídicos para favorecer al acusado o directamente no hubo estrategia legal en la defensa.

Esto limita la capacidad de acción de la defensoría en materia penal que pierde los casos por el mal manejo anterior y debe concentrarse en eliminar los agravantes para reducir los años de condena de los procesados.

CONFESIONES Y ROBOS SIMPLES

La pregunta clave de la defensoría de oficio es cómo probar la inocencia de sus defendidos y en el peor de los casos, cómo proteger sus derechos en un proceso judicial. Particularmente, de aquellos que no pueden pagar una defensa legal propia. En otras palabras, la función de los defensores del Estado es proteger a los vulnerables. Pero ¿realmente lo hace? ¿La Defensoría de Oficio consigue procesos más cortos y penas menos severas como afirma la directora del servicio? una investigación del CIDE (Fondevila/Meneses) basada en el análisis de las encuestas a reclusorios de la Ciudad de México (2002-2009), Lourdes Salazar Jiménez tiene razón.

De acuerdo al estudio, la duración del proceso judicial promedio cuando intervino un abogado privado fue de 6.8 meses, mientras que en el caso de los defensores de oficio, la duración fue de 5 meses. Al mismo tiempo, aquellos que tuvieron un abogado privado recibieron condenas más severas que los que recibieron defensoría pública. En el primer caso, en promedio recibieron 12.9 años mientras que en la situación de los abogados públicos, las condenas promediaron los 9.9 años.

La Defensoría es exitosa. El único problema es la forma en que alcanza esos números. Y al parecer, no es trabajando duro. Según los encuestados, en más de la mitad de los casos (51.7 por ciento), el defensor de oficio no hizo absolutamente nada por defenderlos y en el 20.9 por ciento, hizo muy poco. Esto da un total de 72.6 por ciento donde la defensoría no jugó un papel relevante en la defensa.

Y esto se confirma con otros datos porque el 29.4 por ciento de los entrevistados que contaron con defensores de oficio se declararon culpables...

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