Gustavo Fondevila / Las canchas embarradas de la Procuraduría

AutorGustavo Fondevila

Hace pocos días, se detuvo a José Jorge Balderas Garza ("El JJ"). Esto reactivó toda la discusión respecto de la agresión que sufrió Salvador Cabañas. Ahora tenemos la versión de Joaquín López Dóriga (Televisa), la Carlos Loret de Mola (entrevista al "JJ"), la de Carlos Cázares, "Charly" -gerente del Bar Bar donde Cabañas recibió el disparo-, la de los dueños del lugar, la de la Policía Federal, y por supuesto, la de la Procuraduría. Todas difieren en algunas cosas y coinciden en otras. Hay intereses en juego, personajes importantes, delincuentes, y para variar una actuación policial que deja dudas y echa sombras donde debería haber luces. Para cuando esto termine, va a haber una versión por cada habitante de la Ciudad.

Inocentes y culpables

Siempre hay casos difíciles, sobre todo, cuando hay poderes importantes involucrados (por ejemplo, de cadenas televisivas). Pero aquí hay dos problemas serios de la Procuraduría: 1) debería tener el control total de la investigación, y 2) debería definir una política de comunicación institucional. Por supuesto, carece de ambas cosas. Y esto es fundamental para entender la facilidad con la que siempre le embarran la cancha cuando los jugadores se lo proponen.

1) La investigación estuvo plagada de errores: desde el aseguramiento del lugar hasta el establecimiento de la cadena de prueba. Esto es mínimo en cualquier investigación policial. Es el inicio elemental, realmente básico. Sin esto ya no se puede esperar mucho después. Y no tiene sentido culpar a los que lavaron la escena del crimen (intencionadamente o no). La responsabilidad es de quien no aseguró debidamente el lugar para que nadie pudiera modificarlo. Punto. Y se puede seguir con todo el proceso hasta llegar a las dificultades (y demora) en atrapar al agresor de Cabañas ("El JJ" se escapó de la Fiscalía de Mandamientos Judiciales en cuatro ocasiones seguramente debido a filtraciones).

2) Política de comunicación. La Procuraduría no cree necesario construir una política de comunicación hacia los medios y la ciudadanía. Por eso, el Procurador termina siempre como el vocero oficial de la institución, atrapado en las marchas y contramarchas de la investigación. Y una televisora (Televisa) con experiencia -y un curioso interés- les construye (a su gusto) el caso en los medios y después lo...

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