Gustavo Fondevila / La Asamblea y las drogas

AutorGustavo Fondevila

En abril de este año, el Pleno de la Asamblea Legislativa del DF aprobó reformas a la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia, al Código de Procedimientos Penales y a la Ley de Salud para que los Juzgados y Ministerios Públicos locales conozcan sobre narcomenudeo. La idea es que el Tribunal Superior de Justicia del DF comience a resolver juicios sobre esta materia el año que viene. Por supuesto, todavía no hay salas, ni capacitación para policías, judiciales, ministerios públicos y jueces.

Pero en el fondo, hay otro problema. La Asamblea ha decidido llevar adelante la misma política que ha resultado un fracaso en manos federales (PGR) en la Ciudad. Según una nota del Reforma (Arturo Sierra) basada en una solicitud de información a esa dependencia federal, del 2009 a 2010 se detuvieron a 21 mil 689 personas por narcomenudeo pero solamente el 0.5 por ciento terminó en prisión. Esto revela el fracaso monumental de esta política. Quizás sea culpa de la ley, o de las instituciones involucradas pero la conclusión es que no funciona. Y la Asamblea del DF ha decidido repetir la misma mala experiencia para poder mostrar dentro de 2 años los mismos (pésimos) números a costa del dinero de los contribuyentes (solamente para las salas y la capacitación, se calcula 300 millones de pesos).

Un ejemplo: el crack

Para hacer crack, las hojas de coca se mezclan con una sustancia alcalina (cal, bicarbonato, etc.) y se dejan macerar. Luego se filtra la mezcla y se muelen hojas hasta obtener una pasta, el extracto de coca. Esta pasta se mezcla con ácido sulfúrico, se filtra y se seca para obtener sulfato de cocaína. Luego se agrega un solvente orgánico y amoníaco. Y después de un nuevo filtrado y secado, se obtiene la pasta base de la cocaína (crack).

El daño que provoca el consumo es serio: excitación, confusión, delirio y paranoia, convulsiones, derrames cerebrales, hipertensión, arritmia e infarto; neumonías, irritación de las mucosas, infecciones, enfisemas pulmonares, hepatitis, náuseas, vómitos, lesiones en la boca y garganta, pérdida de peso, etc.

Sin embargo, la gente sigue fumando porque el crack es terriblemente adictivo. Alrededor de 15 segundos después de fumarlo, se desata el efecto que es más rápido y potente que la cocaína: euforia, alivio y placer. El problema es que dura menos. Tres minutos después sobreviene la depresión y la angustia que empujan a consumir de nuevo.

Y en este esquema se basa el negocio del crack. Es mucho más barato que...

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