Gustavo Esteva / Hora de arriesgarse

AutorGustavo Esteva

La Sexta Declaración de la Selva Lacandona especificó como de costumbre la intención: "Ésta es nuestra palabra sencilla para contar de lo que ha sido nuestro paso y en dónde estamos ahora, para explicar cómo vemos el mundo y nuestro país, para decir lo que pensamos hacer y cómo pensamos hacerlo, y para invitar a otras personas a que se caminan con nosotros en algo muy grande que se llama México y algo más grande que se llama mundo".

La Sexta es una síntesis eficaz de los años de lucha zapatista y de su percepción actual. No hay forma de resumirla y es indispensable su lectura cuidadosa. Para todos. Tirios y troyanos. Amigos y enemigos. Todos se verán afectados por sus consecuencias.

Hace 10 años los zapatistas liberaron la esperanza que quedó atrapada en los acomodamientos cobardes o cómplices de todos los partidos ante la ola neoliberal. La gente empezó a transitar con ellos por caminos inéditos, como el que planteó la Cuarta Declaración de la Selva Lacandona: caminar sin los partidos políticos y el gobierno. Una y otra vez los zapatistas intentaron no sólo abrirse a otros sino ceder la iniciativa a la sociedad civil nacional e internacional, como explícitamente plantearon desde la Convención Nacional Democrática de 1994: querían negarse o desaparecer como alternativa. No pudieron participar directamente en los esfuerzos de articulación organizativa. Hoy lo harán, al lado de quienes estén dispuestos a acompañarlos en la tarea de aglutinar a todos los descontentos con el régimen dominante y dispuestos a luchar para poner otro en su lugar.

Los riesgos son grandes. No exageran los zapatistas cuando plantean que podrían perder cuanto han conseguido hasta ahora.

-El presidente Fox podría intentar una solución "final" de lo que en su campaña prometió arreglar en 15 minutos. Como ha hecho en otros casos, torcería la ley para ordenar la aprehensión de los zapatistas y buscar salidas de fuerza.

-Los partidos políticos tratarán seguramente de aislarlos o marginarlos. O sea: intensificarán lo que han hecho sin éxito a lo largo de una década.

-Muchos militantes de izquierda están obsesionados con la conquista del poder. Pueden convertir a los zapatistas en el enemigo principal, por la actitud que adoptan ante él, procediendo al habitual encarnizamiento contra los del propio bando. Empieza a verse ya esa propensión en algunas reacciones a la Sexta, primero en la clase de los "desilusionados", que racionalizan su abandono de las filas de lo que ellos...

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