Gurú reducido a polvo

El coloso de hormigón de la secta Mandarom, que desde hace una década dominaba un idílico paraje alpino en el sureste de Francia, fue reducido ayer a escombros, en medio de las protestas de los adeptos que acusan a Francia de actuar como los talibanes de Afganistán.

Con sus 33 metros de alto y sus más de mil toneladas de peso, la estatua gigante de la "ciudad santa" de Mandarom en Cartellane se tambaleó un momento y luego se desmoronó debido al estallido sincronizado de casi 15 kilos.

Los autoridades del departamento de Alpes-de-Haute-Provence, pusieron fin así a ocho años de batalla judicial para borrar al "mesías cosmoplanetario".

La desaparición de la estatua de Gilbert Bourdin, gurú de la secta fallecido hace tres años, fue presenciada por

unos pocos curiosos y un nutrido grupo de periodistas. Bourdin falleció a los 74 años en un hospital sin que pudiese ser...

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