Gunther Gerzso: El lobo solitario

AutorSylvia Navarrete

Fue sorprendente, de alguna manera, la muerte de Gerzso el pasado Viernes Santo. Era un hombre de edad, pero sólido, enérgico y muy bien conservado. Todavía se le veía en algunas noches de inauguración en las exposiciones de los últimos meses. Con Gerzso se va, no "toda una época" (fórmula consagrada que no le queda a personaje tan solitario y alejado de grupúsculos), sino el autor de una obra sumamente consistente y emblemática del desarrollo de la abstracción en América Latina.

Gerzso llegó tardíamente a la pintura, motivado por su vivo interés por la arquitectura y las manifestaciones artísticas del mundo prehispánico. Su obra, caracterizada por una factura pulcrísima y respetuosa del oficio de los clásicos, no acusó grandes cambios internos y, segura de su dominio magistral de la técnica y de un vocabulario de formas que ya había hecho sus pruebas, apostó a la permanencia. Rigor y sensualidad de la geometría -ángulos, superposiciones, hendiduras y pliegues-, refinamiento de las texturas, intensidad y pureza del color, atmósferas luminosas: la pintura de Gunther Gerzso se hizo "cada vez más condensada, más sucinta y austera", observaba Luis Cardoza y Aragón en su ensayo Ojo/voz, y enseguida advertía: "Gerzso no es enemigo de la opulencia; sí de lo patético, gesticulante y verboso".

En 1992, tuve ocasión de realizarle una larga entrevista (era un gran conversador) previa a la exposición Gelman en el desaparecido Centro Cultural / Arte Contemporáneo, charla que me sirvió para escribir un ensayo en el catálogo. A continuación, unos extractos de esta entrevista inédita:

"Inicié una larga amistad con Jacques Gelman, quien con los años se convirtió en uno de los coleccionistas más asiduos de mi obra. En las películas producidas por su compañía tenía yo mucha libertad de decisión: organizaba las escenografías y los planes de trabajo (casi no se rodaba entonces en localidades sino en sets). En los ratos libres, nos juntábamos a caminar afuera de los estudios, Gelman, Manuel Alvarez Bravo y yo, para hablar de pintura. Yo era un pintor de domingo, porque no podía vivir de la pintura. El cine me interesaba como profesión.

"Dejé el estilo surrealista de mis primeras obras cuando descubrí el arte precolombino, gracias...

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