Guillermo Velasco / Deudas que enorgullecen

AutorGuillermo Velasco

El pasado miércoles el Alcalde tapatío rindió su primer Informe de gobierno, en el que por cierto no hubo mucho que informar. En todo caso se cumplió el ritual, el acto simbólico en el que el Tlatoani comparece ante la opinión pública para hablar de lo hecho y justificar todo lo que no se ha hecho, y sobre todo, el acto en el que recibe el aplauso y arropamiento de su partido.

En el caso particular de Guadalajara la gestión municipal ha sido completamente gris. Ha pasado un año de gestión sin pena ni gloria, y pese a que Ramiro Hernández sostuvo que existe una baja importante en los índices delictivos, lo cierto es que en la capital de Jalisco impera una inseguridad creciente. Además, son evidentes los actos de corrupción en todos los niveles. La negociación en lo oscurito con líderes de los grupos de ambulantes es la principal muestra de lo anterior, pero lo más lamentable es que se percibe un gobierno sin rumbo claro, sin proyecto entusiasmante, y que no ofrece un futuro cierto para los tapatíos.

Pero quien acaparó los reflectores en el citado Informe fue el Gobernador Aristóteles Sandoval, otrora Alcalde del Guadalajara, hoy el municipio más endeudado del país, quien aprovechó su discurso en calidad del más distinguido invitado de honor a la sesión para expresar con orgullo que volvería a tomar la decisión de adquirir la deuda que asumió, pues dijo que fue en beneficio de todos los tapatíos.

La expresión del Gobernador fue sin duda la nota más importante del Informe y nos lleva a varias reflexiones. En primer lugar hay que destacar la poca capacidad de autocrítica del actual titular del Ejecutivo estatal, quien en lugar de hacer un análisis equilibrado de la crisis financiera que vive el Ayuntamiento de Guadalajara, situación de la cual es en gran medida responsable, se limitó a culpar al gobierno anterior para justificar decisiones que hoy tienen en una auténtica parálisis a la Administración de Ramiro Hernández.

En segundo lugar hay que decir que llama la atención la arrogancia de su aseveración. Pero para consuelo del Gobernador jalisciense, hay que admitir que lamentablemente la humildad y la capacidad de admitir errores no es algo que...

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