Guillermo Monroy / Faltan más testamentos

AutorGuillermo Monroy

Impulsar una cultura del testamento en México requiere de esfuerzos conjuntos y coordinados entre los distintos órdenes de autoridades, porque si bien hay esfuerzos loables como el mes del testamento, los números siguen mostrando que sólo 1 de cada 20 mexicanos cuenta con este documento y es probable que este indicador se mantenga aún a pesar de la pandemia.

Las barreras para planear un testamento pueden ser culturales derivadas de supersticiones y también por una inercia. De acuerdo con el dato más reciente del INEGI sobre viviendas, México cuenta con 35.3 millones de viviendas particulares habitadas, de las cuales, 23.9 millones se declararon como propias, ya sea pagadas o pagándose.

Sin embargo, un 77.4% de las viviendas propias en localidades urbanas tienen escrituras, mientras que en áreas rurales sólo 59.4%, lo que se traduce en pérdida de certeza jurídica y la seguridad de que estas propiedades seguirán en una inercia: por un lado, el costo que representa cada escrituración o por el desconocimiento de la situación jurídica del patrimonio.

Hay otros temas donde también hay que poner atención, como la falta de institucionalización sobre el cobro, que debería estar regulado por la publicación de aranceles, responsabilidad de cada Secretaría de Gobierno local.

Sólo 15 entidades cuentan con esta información, aunque los costos oscilan en promedio de mil 800 pesos en Morelos, 7 mil en Tlaxcala y hasta 14,700 en Jalisco; mientras que en Nuevo León, Hidalgo, Chihuahua, Coahuila o Durango, no los han publicado o actualizado.

Aun esfuerzos como el Mes del Testamento, que inicia el 1 de septiembre y llega a extenderse hasta octubre, son insuficientes si hay dudas sobre el costo, necesidad y certeza.

El testamento debería ser considerado un asunto de interés público, indispensable para establecer derechos mínimos entre miembros de la comunidad ya sea familiar, de negocios o con asociaciones civiles.

También debería ampliarse el enfoque e ir más allá de asumirlo como un trámite en solitario en vez de una planeación conjunta entre los potenciales herederos que tienen alta posibilidad de estar al frente de un negocio en marcha, si consideramos que el tejido empresarial mexicano...

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