Guillermo Martínez Berlanga/ Riesgo de materiales tóxicos en NL

AutorGuillermo Martínez Berlanga

Era un día normal. Las rutinas se efectuaban como de costumbre. La gente iniciaba sus labores domésticas, las de su empleo; los niños se apresuraban para llegar puntuales a la escuela. El aire, como también es costumbre en nuestras tierras, no movía una hoja. De repente se percibió un extraño y penetrante olor, el aire se enrareció y la dificultad para respirar hizo cundir el pánico.

Lo de siempre. Una fuga ante la cual nadie sabe cómo actuar, qué hacer, si ponerse un pañuelo en la boca, escapar, protegerse la vista. Sólo el natural instinto de conservación evitó que hubiera víctimas.

Pero quedó el sentimiento de impotencia, de saber que no hay nadie que se interese por la integridad física de las personas en un entorno de gran densidad industrial que ha prevalecido a lo largo de décadas. Las autoridades no han podido implementar una política de prevención ni medidas de seguridad civil ante las frecuentes emisiones tóxicas, la dispersión de contaminantes y las fugas de sustancias peligrosas para la preservación del medio ambiente y salud de las personas.

Septiembre del 2002. Los hechos ocurren en Guadalupe, N.L. En una pequeña fábrica de hielo se produce una fuga de amoniaco que permanece fuera de control durante dos horas. El resultado: 75 vecinos se intoxican y deben ser sujetos a tratamiento médico. Versión oficial: "No es nada, sólo fue un poquito de irritación en los ojos, algo de problemas para respirar, dolores de cabeza. Nada grave".

Meses atrás, un rastro de aves en Escobedo genera una fuga de cloro. Cientos de vecinos tienen que ser evacuados de la zona con severos síntomas de intoxicación. Los más graves son llevados a centros médicos para su atención. Versión oficial: "Sólo fue el susto y algunos problemas de irritación en las mucosas. Nada serio".

Los químicos que se derramaron en ambos casos no se acercan ni en una milésima de intensidad a lo peligroso que pueden ser los askareles en circunstancias similares. El cloro y el amoniaco son biodegradables y fáciles de eliminar del medio ambiente y del organismo humano; no así los askareles, que pueden permanecer hasta 500 años en el medio ambiente sin poder ser eliminados por el organismo humano ya que no responden a ningún tipo de reducción simple, térmica, química o de eliminación con agua.

¿Qué son los residuos peligrosos? En México, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) los define "como todos aquellos residuos en cualquier estado físico que por sus...

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