Guillermo Hurtado, Por qué no soy falibilista y otros ensayos filosóficos.

AutorPérez, Diana I.
CargoReseña de libro

Guillermo Hurtado, Por qué no soy falibilista y otros ensayos filosóficos, Los Libros de Homero, México, 2009, 87 pp.

Permítanme comenzar esta reseña con una anécdota personal. Cuando empecé a escribir mi tesis doctoral me tocó intercambiar ansiedades con un amigo que en esos momentos elaboraba su tesis doctoral en filosofía en una prestigiosa universidad estadounidense. Mi amigo me aconsejó qué hacer para tener éxito en el "mercado" con la propia tesis doctoral. Me dijo algo como esto: "Lo que hay que hacer es buscar un problema filosófico que esté siendo muy discutido en el momento, explorar cuál sería el espacio lógico de las respuestas posibles, seleccionar aquella que nadie sostenga todavía, aferrarse a ella y defenderla contra viento y marca."

Ésta es, sin duda, una manera bastante mayoritaria en la que se hace filosofía analítica en nuestros días. Como una especie de ejercicio prolongado, de exhibición de habilidades argumentativas girando en el vacío existencial, pero con alto impacto en la comunidad filosófica (si las capacidades argumentativas del filósofo son buenas, claro). Se trata de una forma de vida en la que la filosofía es una "profesión", algo que uno hace. En el mejor de los casos se le dedican ocho o diez horas diarias, en el peor, catorce o dieciséis.

Pero hay otra manera de hacer las cosas, y yo diría que es una manera más auténtica. Uno puede no simplemente hacer filosofía sino ser un filósofo. Se puede estar genuinamente --vitalmente-preocupado por uno o varios problemas filosóficos a lo largo de toda la vida, y vivir una vida en la que la filosofía no sólo es nuestra profesión, sino, además, una pasión. Es posible que los problemas filosóficos no sean algo que dejamos lucra de casa, en el despacho de la universidad, cuando regresamos al hogar, después de un día de trabajo, sino algo que nos acompaña constantemente. Es más, puede ser que nuestro día de trabajo esté plagado de actividades que no sean, estrictamente hablando, actividades filosóficas, como reuniones de comisiones asesoras o ejecutivas varias, evaluación de trabajos para revistas o de proyectos ajenos, redacción de informes o solicitudes de subsidios, coordinación de actividades o supervisión de la unidad académica en la que trabajamos, y que al volver a casa encontremos el tiempo de ocuparnos de nuestra pasión, es decir, de los problemas filosóficos que nos persiguen.

El libro de Guillermo Hurtado demuestra claramente que su autor pertenece a esta segunda categoría de seres. Está entre aquellos que no se preocupan por las modas filosóficas, ni por las opciones filosóficas exóticas disponibles en los espacios lógicos de respuesta a un problema, sino entre los que hacen filosofía desde las entrañas. Por eso en este libro no vamos a encontrar una respuesta a uno o a varios de los problemas que hoy están de moda, impuestos por las revistas más conocidas de nuestro medio...

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