Guillermo Hurtado, México sin sentido.

AutorTeodoro Ramírez, Mario
CargoReseña de libro

Guillermo Hurtado, México sin sentido, Seminario de Investigación sobre Historia y Memoria Nacionales-UNAM/Siglo XXI, México, 2011, 83 pp.

La esperanza--tan honda como una convicción--es que México saldrá de su crisis cuando los mexicanos decidan cambiar su realidad y tomar su destino en sus manos.

GUILLERMO HURTADO

Si un filósofo presocrático viviera en el México actual (o en casi cualquier otra parte del mundo actual) no le quedaría más que concluir que el Ser es violencia, esto es, muerte, destrucción, irracionalidad, nada, puro no Ser. Quizá renunciaría a inventar la filosofía y no le quedaría más remedio que permanecer en el mito, en la inconsciencia y la irreflexión. Nosotros no podemos renunciar a la necesidad de pensar, ni quizá a la necesidad de reinventar la filosofía a partir de las condiciones extremadamente negativas en que nos encontramos. A la manera como nuestro estimado maestro Luis Villoro sostenía hace unos años, en nuestro caso no podemos partir de una "teoría de la justicia", como hacen Rawls y otros pensadores modernos, sino que debemos hacerlo de una "teoría de la injusticia", esto es, de una teoría de las condiciones reales que mortifican y laceran a la mayoría de las sociedades del planeta. (1) No podemos darnos el lujo de partir simplemente de una teoría de las condiciones ideales de un pretendido filosofar universalista. No obstante, si pensamos en una universalidad no formal, sino real, nos damos cuenta de que lo que prevalece universalmente no es la justicia, sino la injusticia, no la positividad, sino la negatividad, no la racionalidad, sino la irracionalidad. Quedarse solamente en el plano ideal sin sopesar responsablemente las condiciones efectivas de la existencia puede sonar simplemente a una forma de huir de la realidad (el peligro intrínseco que asedia de siempre a la filosofía) y de terminar construyendo un mero instrumento de falsa legitimación y justificación de la realidad existente (la peor función de la filosofía, la pura autonegación del pensar). En este sentido, consideramos que afrontar sin reticencias, sin temor ni evasivas la realidad que nos circunda, en toda su complejidad y problematicidad, resulta ser la mejor tarea de la filosofía, pues sólo ella, en cuanto ejercicio del pensamiento sin condiciones, sin restricciones ni predeterminaciones de ninguna especie, en cuanto valentía de un pensar que no se atiene sino a sí mismo, puede permitirnos enfrentar lo que hay, lo que nos toca, y tratar de contribuir a la comprensión y al encuentro de posibles salidas a nuestra situación, a la situación de un país preso de la violencia pero, sobre todo, y lo más preocupante, preso del desánimo, del desconcierto, del nihilismo. Ese nihilismo puramente reactivo, emparejador, que no se deja tocar por ningún llamado al razonamiento, por ninguna luz, es el desesperante y último enemigo de la filosofía. Es ahí que ella tiene que poder mostrar su valía y su necesidad.

  1. Filosofar desde el "aquí"

    En el contexto de esta reflexión, el libro de Guillermo Hurtado, México sin sentido, nos ofrece un punto de referencia preciso y un punto de partida inmejorable, pues tiene el valor tanto de invitarnos a reflexionar desde la filosofía sobre las condiciones de nuestro país como evocar la tradición filosófica mexicana, particularmente aquella, propia del siglo xx, que no reculó ante la exigencia de mirar reflexivamente el entorno local del filósofo. Así lo vemos desde los fundadores de la filosofía mexicana del siglo xx, los maestros José Vasconcelos y Antonio Caso. Esta tarea la continuaron magistralmente Samuel Ramos y el grupo Hiperión, (2) y fue mantenida en los últimos años en la comprometida y admirable labor intelectual de Luis Villoro. Sólo mencionamos, por mor de la brevedad, a algunos de los pensadores más conocidos, aunque muchos otros se han ocupado en mayor o menor medida de responder a este ingente reto (y, claramente, lo han hecho intelectuales de otras disciplinas distintas de la filosofía como literatos, sociólogos, historiadores, economistas, políticos, científicos, etc.). En breves pero sustanciales páginas, Hurtado reaviva la tradición filosófica de pensar sobre México, bajo el principio, expuesto en sus textos anteriores, (3) de que la filosofía no podrá asentarse en nuestro contexto mientras no construya una tradición de pensamiento crítico y mientras no forme una comunidad de discusión atenta a las realidades concretas que la circundan.

    Ante todo, el texto de Hurtado aporta un diagnóstico implacable, preciso, sin concesiones, de la situación de nuestro país. Lo que tenemos es una "crisis de sentido": nuestro país ha perdido el rumbo, la sociedad mexicana está...

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