Juan Guillermo Ordóñez / Cañón de las Angustias: Llega a tu límite vertical

AutorJuan Guillermo Ordóñez

A lo largo y ancho del parque nacional Cumbres de Monterrey, ubicado en la zona oeste-centro de Nuevo León y que colinda con Coahuila en la Sierra Madre Oriental, existe una amplia gama de impresionantes y bellos lugares naturales.

Al estar en esos lugares uno se siente como si estuviera en otro mundo.

Sin embargo, al ubicarse en el GPS (Global Position System) uno se da cuenta que en realidad está muy cerca de la zona metropolitana de Monterrey, a veces a tan sólo una veintena de kilómetros.

Hoy viajaremos por una travesía en la que nos sentiremos aislados del mundo, ya que se trata de un angosto cañón con escarpadas paredes donde el sol tan sólo entra por un par de horas en algunos tramos y que cuenta con una emocionante verticalidad que lo hace muy atractivo y desafiante, puesto que se requiere equipo especial de descenso, ya que para recorrerlo se precisa superar 14 rapeles.

Tal vez por esto fue bautizado con el nombre de Cañón de las Angustias, pero lo más extraordinario de esta travesía es que se encuentra a escasos 10 kilómetros de la Carretera Monterrey-Saltillo y que fuimos de las primeras 10 personas en recorrerlo.

Como parte de nuestro entrenamiento con miras al Camdex 2003 (Campeonato Mexicano de Deporte Extremo), nuestro equipo fue invitado a realizar esta expedición por Mauricio Garza Muguerza, guía de ecoturismo con especialidad en cañonismo.

Un día antes sólo sabíamos que era una travesía de 12 horas de reciente descubrimiento y que aún le faltaba instalar algunos anclajes, cosa que haríamos ese día para que los 14 rapeles estuvieran listos para recibir a los aventureros que acepten el reto en el futuro.

También se nos informó que no había agua potable en todo el trayecto y que el punto en el que se inicia la caminata es la parte alta del fraccionamiento campestre El Jonuco, por la misma vereda que se va a la cima de la Sierra de la Calle.

Empezamos con un ascenso de poco más de una hora hasta alcanzar una cañada de donde continúa hacia arriba la vereda hacia la Sierra de la Calle, nosotros tomaríamos la cañada hacia abajo, abriéndonos paso entre rocas, arbustos y árboles caídos, ya que a partir de ese punto ya no existía camino.

Este tiempo en la cañada duró como una hora y media y encontramos el aviso de que se avecinaba el primer rapel: un pequeño pantano de aguas verdosas que fluyen muy lentamente hacia una pequeña fosa donde el agua se aprecia más cristalina.

Ahí, una escarpada pared de roca de aproximadamente 10 metros...

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