Guelaguetza, la fiesta que nació de un sismo

OAXACA, Oax., julio 23 (EL UNIVERSAL).- Ataviada con un vestido de manta blanca, adornado con un calendario azteca al frente y unas mazorcas doradas en el faldón, la diosa Centéotl recorre la ?otrora? Rotonda de las Azucenas, en las faldas del Cerro del Fortín. Es 1938 y la diosa es María Elena Sandoval Martínez Soto, una adolescente de 14 años.

Elenita fue la primera mujer que representó a Centéotl, la semidiosa a la que se ofrecen rituales para tener una buena cosecha.

En una de las últimas entrevistas que concedió ?antes de su deceso en septiembre de 2016?, recordó que portaba un hermoso collar de semillas pintadas en tonos dorados, a juego con sus zapatillas. Cursaba el quinto grado de primaria.

La evocación de María Elena se remontaba a los orígenes de este "encuentro racial", que se realizó por vez primera en 1932 y que con los años sería conocido a nivel mundial como Guelaguetza.

La Guelaguetza ?palabra que en zapoteco significa compartir? nació de la necesidad de unir a la población después del terremoto de 7.8 grados en escala de Richter, que sacudió al estado de Oaxaca el 7 de enero de 1931, asegura Fernando Rosales, director del Ballet Folklórico de Oaxaca y miembro del Comité de Autenticidad de la Guelaguetza.

En la actualidad, para representar a la diosa Centéotl las concursantes deben tener entre 18 y 22 años de edad y ser originarias de la región mixteca. Entre los aspectos a calificar se toman en cuenta el conocimiento sobre la región mixteca y pueblo de origen, gastronomía y atractivos turísticos, fiestas tradicionales, música y artesanías, entre otros.

--Los antecedentes

Fernando Rosales narra que después del sismo de 1931, las constantes réplicas llenaron a la población de miedo e incertidumbre; la gente comenzó a vender sus casas y terrenos para buscar otra entidad donde vivir. Para detener este fenómeno, representantes de la sociedad civil, de la cultura y el arte, planearon un homenaje a la cultura oaxaqueña, que reforzara la identidad.

En los primeros años, los bailables regionales no se realizaban únicamente por representantes de las comunidades de las ?entonces? siete regiones de la entidad; participaban también escuelas y grupos de danza contemporánea, así como atletas y artistas.

"Con el paso del tiempo, las actividades se nutrieron y complementaron hasta formar la fiesta de los Lunes del Cerro, que se lleva a cabo en el Cerro del Fortín, un lugar que se considera sagrado", acota.

Al principio, la fiesta consistió...

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