Tienen Guelaguetza

AutorBenito Jiménez

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OAXACA.- La negociación del gobierno estatal funcionó. La Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y maestros de la sección 22 del SNTE protestaron ayer por la realización de la Guelaguetza, pero no se acercaron al Cerro del Fortín.

En la marcha, los disidentes reprocharon a sus líderes una movilización sin fuerza, sin presencia.

"Vengo desde la Mixteca, una protesta así no es protesta. La idea, desde la semana pasada, era boicotear la Guelaguetza del Gobernador (Ulises Ruiz), y, de pronto, ya no, que por acuerdo de la Asamblea. ¿Quién dijo?, ¿quién avaló eso? El gobierno ya nos dividió", dijo Constantino Ramírez en el zócalo oaxaqueño, quien se dijo simpatizante de la APPO, pero de otros tiempos, de Flavio Sosa, para ser exactos.

Un funcionario del gobierno estatal reveló que el gran negociador fue el secretario general de Gobierno, Manuel García Corpus. En la mesa está la liberación de los presos detenidos durante los actos violentos del pasado 16 de julio.

"Dialogó con las partes, con appistas y maestros horas después del zafarrancho. Fue el detonante para platicar más directo y rápido, la clave está en los presos", aseguró.

El mismo Gobernador Ulises Ruiz dejó entrever la posibilidad de liberar a los 30 detenidos.

"Vamos a revisarlo, es un asunto del Poder Judicial. Nosotros estamos en esa disposición, con los defensores de oficio, vamos a ver cómo avanzan los acuerdos", dijo en entrevista a su arribo a la primera Guelaguetza.

"Oaxaca está en paz, Oaxaca está de fiesta", reiteró.

Pero eso hasta que pasen las fiestas, según la fuente.

Lo curioso es que después del 16 de julio se reactivaron diversas órdenes de aprehensión para varios líderes de la APPO. Por ejemplo, la de César Mateos, vocero de la APPO y de la Nueva Izquierda, organización que lideraba Flavio Sosa, hoy preso en el penal federal del Altiplano; la de Marcelino Coache, del sindicato libre del municipio de Oaxaca; la de Zenén Bravo, candidato a diputado por la coalición Por el Bien de Todos, y la de Gustavo López, quien se encargaba de la seguridad en el quiosco del zócalo oaxaqueño, cuando la APPO "juzgaba" a presuntos funcionarios.

Todos ellos ya no son visibles. Eso, dicen los mismos simpatizantes, le restó potencia.

El Gobernador no paró de reír con los sones mazatecos, los jarabes de Yalalag, los chinantecos, las bodas istmeñas y la danza de la pluma.

En la segunda presentación se empapó, pero tampoco dejó de reír con el bailable de las contestadas de...

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