Guardan su pasado en una penitenciaría

AutorHaydeé Ramírez

EL NORTE / Enviada

HERMOSILLO.- Hace un siglo, la mayoría de sus "visitantes" e inquilinos eran indígenas yaquis, hoy, y desde hace 16 años, la Antigua Penitenciaría de Hermosillo recibe a visitantes de todo el País y del extranjero.

El edificio hecho de mampostería y sillares de piedra extraídos del Cerro de la Campana es en sí una obra de arte, construido poco a poco desde 1897 por indígenas yaquis que capturaba el régimen de Porfirio Díaz en el sur del estado.

Pero ni su belleza arquitectónica ni sus exposiciones hacen más famoso al Museo Regional de Sonora que el haber sido el escenario para ejecutar a dos sonorenses sentenciados a muerte.

Obra indígena

El Museo se erige imponente en la parte oriente del Cerro de la Campana, en la populosa y antigua colonia La Matanza, en pleno centro de la capital sonorense.

Fueron los indígenas yaquis quienes, traídos presos desde el sur del estado, trabajaron en la construcción de la penitenciaría, cuyo proyecto arquitectónico está inspirado en los palacios del Renacimiento italiano y se atribuye al ingeniero polaco Arthur F. Wrotnowsky, según datos registrados en el museo.

Jesús Carrillo Dórame, custodio del museo, quien tiene 15 años trabajando ahí e incluso hace las veces de guía de turistas, destacó la gran fortaleza de los indígenas para colocar los enormes bloques de piedra o sillares.

"Fue precisamente por eso, por su fuerza, que el General Porfirio Díaz los llevó a Yucatán para que trabajaran allá", expresó.

Aunque no se cuenta con datos precisos, dijo, se calcula que el edificio está asentado en 2 mil metros cuadrados, y en los tiempos que fue cárcel tenía 600 celdas, edificio central administrativo y cuatro patios, uno de éstos utilizado como paredón de ejecuciones.

Celdas de privilegio

Carrillo Dórame mostró las celdas de privilegio, llamadas así por tener un retrete y un lavabo, así como las celdas de castigo, cuartos oscuros ubicados en lo que hoy se llama sótano.

"Esta era una celda de privilegio y se le daban al que podía pagarla, pero eso era antes, antes sí se podía pagar, ahora ya no sucede eso en las cárceles de México", expresó.

Unas escaleras profundas en el patio principal llevan a las celdas de castigo, cuartos tenebrosos que cuentan sólo con un pequeño orificio de ventilación y una puerta de acceso pequeña y angosta, quizá de un metro por 50...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR