Guadalupe Loaeza / ¿Ser de izquierda?

AutorGuadalupe Loaeza

Justo hace ocho días fui invitada al programa "Shalalá", el cual es conducido por dos grandes amigas y colegas: Sabina Berman y Katia D'Artigues. Shalalá significa libertad, y lo más bonito de todo es que ellas reciben a sus invitados en su supuesta casa para platicar en plena libertad, sin censura, sin corrección política, sin competencias ideológicas. Con vino y cena, eso sí.

Desde que empezó a transmitirse este espacio (mayo de 2007), procuro verlo todos los miércoles a las doce de la noche en el Canal 13. Confieso que a veces me lo pierdo debido a la hora tan avanzada a la que pasa, no obstante, he tenido la suerte de ver las mejores entrevistas, como por ejemplo: Diana Laura y Mario, el primer matrimonio de transexuales de México, Elba Esther Gordillo, Jacobo Zabludovsky, Marcelo Ebrard, el Cardenal Norberto Rivera Carrera, Beatriz Paredes, Andrés Manuel López Obrador, Diego Fernández de Cevallos, Josefina Vázquez Mota, Alfonso Cuarón, Ana Guevara, Julio César Chávez, Enrique Krauze, Carlos Monsiváis y Cuauhtémoc Cárdenas.

Todas me han gustado por su frescura, por la inteligencia de las preguntas y, especialmente, por el formato. De ahí que cuando me invitara Sabina Berman, me dio mucho gusto asistir a sabiendas de lo que me esperaba. Pero no, finalmente, muchas de sus preguntas me tomaron por sorpresa, sobre todo una; una que me formuló Katia, viéndome derechito a los ojos: "¿Qué es para ti ser de izquierda?".

Me quedé helada, pues pensé que lo tenía muy claro. Para nada. No pude contestar, pronto se me vinieron encima todas las definiciones en mi cabeza sin poder articular ninguna. ¿Por qué esta pregunta aparentemente tan sencilla me confrontó tanto? ¿Le pasará así a todos los izquierdistas? ¿A cuántos de sus entrevistados les habrá hecho la misma pregunta? ¿Qué le habrán contestado? ¿Me confundo entre la izquierda y la derecha porque soy disléxica?

Me comencé a sentir insegura. Tartamudeé. Comenzaron a sudarme las manos. Temía que muchos izquierdistas me estuvieran viendo en esos momentos. ¿Qué habría contestado Carlos Monsiváis? ¿Qué habría dicho el subcomandante Marcos? Me arrepentí de no haber leído la obra completa de Pablo González Casanova ni la de José Revueltas. Me puse tan nerviosa que no terminaba mis frases: "...Es estar con las mayorías... es pensar en los que menos tienen... es preocuparte por los problemas de tu país... es leer con seriedad los periódicos... es la participación de la sociedad civil..., es..., es..."...

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