Guadalupe Loaeza / Vida y muerte

AutorGuadalupe Loaeza

Hacía mucho tiempo que el pueblo mexicano no estaba tan unido. El temblor de 1985 no nada más nos unió sino que, por primera vez, nos permitió organizarnos casi como una verdadera sociedad civil. Treinta y dos años después, justo un 19 de septiembre pero de 2017, volvimos a confrontar tanto la vida como la muerte. El mismo susto, el mismo miedo y la misma solidaridad, tanta, que a veces nos rebasa y nos impide ver y actuar con claridad y con orden aunque nos humanice y nos acerque a los otros. A los damnificados, a los enterrados bajo los escombros, a los padres de los niños muertos y a los más necesitados. Como dijo Peña Nieto: "Tenemos que estar atentos, ser solidarios. No hay forma de predecir un sismo, no hay forma de que alguien lo pueda anticipar...".

Viva y más vivos que nunca nos sentimos cuando vemos aparecer las imágenes en la tele de montañas de escombros, y muchos hombres mezclados entre "topos", bomberos o rescatistas voluntarios, con los puños en alto. Señal de que hay que guardar silencio porque hay alguien vivo bajo las toneladas de cascajo. En esos momentos desearíamos convertirnos en "topos" y sumergirnos entre las losas y el polvo. Desearíamos toparnos con la mano de un niño vivo y rescatarlo de la pesadilla en que se encuentra.

Hay algo que indudablemente marca la diferencia entre 1985 y 2017, y es la tecnología que está a disposición de prácticamente cualquier persona. Los casos son innumerables, allí está el de Óscar Cantellano que pudo comunicarse con sus familiares para hacerles saber que estaba vivo. "Les dijo en qué parte estaba al momento del sismo y entonces los paramédicos supieron en dónde buscar y dar con su ubicación. Aunque tenía golpes y fracturas, Óscar pudo salir con vida de los escombros y con el celular en la mano" (Mural). ¿Qué le hubiera pasado a don Óscar si al caer se hubiera desprendido de su celular? ¿Qué hubiera pasado si se descarga la pila? Y, ¿qué le hubiera pasado a Óscar treinta y dos años atrás?

Entre la vida y la muerte, ese oxímoron que como tal va siempre enlazado, como si fuera una sola palabra. Una comunión de contrarios, tal vez no tan contrarios. Como dice el Diccionario Larousse de la Lengua Española: "Oxímoron, figura retórica que consiste en reunir dos palabras que son en apariencia contradictorias".

En las redes, los ciudadanos no cesan de exigir que se cumpla con la...

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