Guadalupe Loaeza / Sofía, la Denegada

AutorGuadalupe Loaeza

Para Enrique.

"Aparece como denegada", le dijo a Sofía el empleado de Deportes Martí. Era la octava vez que le decían lo mismo en una semana: de-ne-ga-da. No obstante la realidad de sus tres tarjetas de crédito, la Denegada insistía en probar si una de ellas todavía pasaba de casualidad. No pasa... ¿No tiene otra forma de pago? Pruebe con ésta, por favor. Tampoco pasa, señora. ¿Por qué no me divide el total de la compra en dos a ver si así pasa. Me aparece como denegada. ¿Está usted seguro? Sí, señora. ¿No será un problema de comunicación entre la terminal de su tienda y el banco? Si quiere la paso otra vez. Sí, por favor. Me vuelve a aparecer la leyenda de "fondos insuficientes". Qué raro, señor. ¿No será que la tarjeta ya esté muy gastada? Tal vez. ¿Quiere que la pasemos otra vez, señora? No. Mejor pruebe con ésta, por favor. Tampoco pasa, señora. ¿Está seguro que digitó bien el código de seguridad? Sí, señora. Ay, ¡qué raro! ¿No será que su terminal ya esté dañada? No creo, señora. Me parece imposible que ninguna de mis tarjetas pase. ¿Usted es nuevo en la tienda, verdad? Por eso no sabe usar la terminal. Con todo respeto, señora, llevo 20 años trabajando en la empresa...

Sofía salió de la sucursal de Patriotismo, cabizbaja y deprimida. Le había prometido a sus nietos, como regalo de Reyes, un maravilloso tumbling. Para ello se había informado en la Wikipedia, y había leído con atención que: "El Tumbling es una disciplina que forma parte de la gimnasia de trampolín". Pensaba entonces que les haría un regalo útil el cual podían compartir entre todos los nietos. Al no poder adquirirlo, Sofía no nada más se sentía denegada, sino, negada, desestimada, devaluada, desaprobada, impugnada, vedada, pero sobre todo, rechazada. Cada principio de año era lo mismo: deudas, cheques post fechados devueltos, llamadas telefónicas por parte de los bancos desde las siete de la mañana hasta las diez de la noche, mensajitos donde le advertían que el cheque fechado en el mes de diciembre no había pasado, etcétera, etcétera. Sofía no entendía. ¿Cómo era posible que a tan sólo quince días del 2015, tuviera más deudas acumuladas que en todo 2014? Lo peor de todo es que a pesar de que apenas había empezado el año, continuaba haciendo cheques post fechados. ¿Cuánto le había pagado a Banamex por cheques devueltos en la primera quincena del mes? ¡Siete mil pesos!

Comprar, comprar, comprar; acumular, acumular, acumular...

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