Guadalupe Loaeza / 'El rostro de un rey'

AutorGuadalupe Loaeza

El rey de los bosques mexicanos es el jaguar. Lo tenemos que proteger, de lo contrario corremos el riesgo de perder nuestros bosques. Imagínense un mundo sin bosques, no habría vida... Son los árboles los que transforman el dióxido de carbono en oxígeno. Cada árbol produce unos siete litros de oxígeno por hora. Basta con abrazar uno y cerrar los ojos para que el estrés desaparezca. Gracias a los bosques, a las selvas, a los árboles y a toda la naturaleza, todavía quedan en el mundo alrededor de 50 mil jaguares (la mayoría en Brasil). Aquí en México, si nos adentramos en la Selva Lacandona, en medio del "Desierto de la Soledad", encontraremos algunas etnias indígenas de los pocos muy pocos habitantes tzotziles y lacandones que todavía sobreviven y luchan por preservar sus usos y costumbres, entre ellas la conservación de los jaguares.

¿Por qué hablar de los jaguares en estos momentos tan aciagos de nuestro país? Porque nos encontramos en pleno Mes del Jaguar. Desde el 1o. hasta el 30 de noviembre se organizarán eventos públicos y privados, festivales infantiles, teatro, exposiciones, cenas de gala y foros, cuyo único objetivo es recaudar fondos para la conservación de jaguares en México (ver programa en www.mesdeljaguar.com). Sin imaginármelo y gracias a Diana Friedeberg, directora de la Organización Panthera México, me he enamorado de los jaguares. Antes me eran indiferentes y no conocía nada de todos los riesgos a los que se enfrentan. Ahora me inspiran, me intrigan y me preocupa su destino. Por ello, el martes por la noche fui entusiasmada al maravilloso Museo Rivas Mercado a la inauguración de la exposición bautizada con el nombre de El rostro de un rey. La casona del arquitecto Antonio Rivas Mercado se veía espectacular en la noche, toda alumbrada y adornada con las 300 máscaras de jaguar intervenidas por artesanos mexicanos, gracias a la iniciativa de la Organización Panthera México, junto con Fonart, para invitar a los grupos indígenas a pintar historias de los usos y costumbres de su relación con los jaguares. Todas eran bellísimas. Por mi parte no dejaba de tomar fotos y más fotos a estas verdaderas obras de arte, muchas de ellas intervenidas por artistas de Guerrero, de Chiapas y Oaxaca.

No sabía qué admirar más, si los acabados de la Casa Rivas Mercado, los...

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