Guadalupe Loaeza / Nosotros los pobres y ustedes...

AutorGuadalupe Loaeza

Una vez que leí la declaración patrimonial formal del monto de los bienes y el origen de diversas donaciones que han recibido, a lo largo de su trayectoria política, buena parte del gabinete de Enrique Peña Nieto, llegué a la conclusión de que era una miserable. "Junto a ellos, soy pobrísima, paupérrima y misérrima. Yo nada más tengo deudas y una enorme hipoteca en UDIS que me agobia las 24 horas del día, basta con que me atrase medio día en mi pago mensual, para que me llamen de una institución que se llama 'Patrimonio', día y noche, lapso en que los intereses no dejan de multiplicarse, es decir, que para el día que finalmente hago mi pago, debo por lo menos 20% de mi adeudo mensual. ¿Vender algún cuadro o una de mis esferas antiguas? No vale la pena, porque nadie me ha donado nada de valor, ni residencias ni mucho menos terrenos. Lo único que he heredado por parte de mi madre fue un sillón con seis sillas estilo Napoleón III y un rebozo de seda (sumamente remendado) que data de 1903 y que pasa a través de un anillo. Mi salario como periodista no es malo, pero está lejos de semejarse a lo que percibe cualquier secretario de Estado o diputado. Para colmo de males, mis libros ya no se venden, ya nadie me contrata como conferencista y mis gastos fijos me absorben hasta el último centavo. En el banco estoy permanentemente en números rojos. Tengo dos tarjetas de crédito ven-ci-das: 'No pasa, señora', me dicen constantemente en todos los comercios. 'No se preocupe, señorita, ya lo sabía', les respondo con la mirada gacha, pero eso sí con la frente en alto. Mi coche no me pertenece, su dueño es Autofín, empresa a la que, con todo el dolor de mi corazón, le debo dos meses. Mis acreedores ya no me quieren y tampoco me quieren dar crédito. A muchos de ellos se les han devuelto mis cheques posfechados. Lo más frustrante de todo es que no dejo de trabajar a pesar de que ya tengo edad para el retiro. No estoy inscrita en el Seguro Social, ni en el ISSSTE, ni en el Infonavit, ni sé qué son las afores.

"Me pregunto por qué no me casé con un político mexicano, ahorita sería, por lo menos, prestanombres de mi esposo. Juntos seríamos dueños de terrenos, edificios, ganado vacuno y decenas de venados, de muchos automóviles BMW y jeeps, de pinturas y relojes. Aunque no supiéramos manejarlas, tendríamos varias motos y muchas cuentas en fondo de inversión. Seríamos propietarios de dos departamentos en San Diego y uno en Miami y una lancha deportiva. Tendríamos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR