Guadalupe Loaeza / El país en llamas

AutorGuadalupe Loaeza

"Los asesinatos rompen todos los récords en México en octubre", decía ayer el titular del diario español El País. Por su parte nuestro periódico en su primera plana se refería al mismo tema: "Ejecutan en 31 días a más de 2 mil 300".

Sin duda estamos en una de las épocas más sangrientas y brutales de la historia moderna de México. Por paradójico que nos parezca, esta situación tan dramática inspira a jóvenes artistas mexicanos a desarrollar su trabajo a manera no solamente de tema, sino también como protesta y denuncia de la situación actual. En el caso de la artista mexicana Adela Goldbard, es evidente. Lleva más de tres años en colaboración con artesanos de pirotecnia del municipio de Tultepec, en el Estado de México, para representar y reinterpretar escenas recientes de la vida de México relacionadas con violencia y protesta social.

De allí que el pasado 18 de noviembre, Adela presentó en el prestigiado Pomona College, en California, su más reciente representación o interpretación titulada Un mundo de risa, un mundo de miedos. A unos metros del impresionante mural Prometeo, de José Clemente Orozco, pintado en 1930 y que se encuentra en el comedor del colegio, la artista visual y su equipo construyeron varias esculturas hechas con papel maché (cactus, árboles e incluso un minibús) preparados para los fuegos artificiales que los quemarían y destruirían durante el espectáculo. Quiero pensar que las autoridades académicas del College contrataron a Gold-bard para rendirle homenaje al muralista jalisciense cuyo fresco representa precisamente al Titán Prometeo. El pintor plasma este fresco como un acto de protesta y resistencia. En el caso de Adela, tanto ella como los artesanos saben desde el principio que las estructuras están hechas para ser destruidas, ése es el propósito; sin la destrucción, las estructuras no tienen ninguna finalidad. Estas figuras alegóricas de alguna manera encarnan el mal y la violencia que se vive en el país y destruirlas se convierte en un acto colectivo de purga del mal, como sucede con la quema de Judas. Adela, como Orozco, también protesta, denuncia y resiste por medio del arte.

El espectáculo en el patio del colegio empezaría a las 19:00 en punto. Para entonces se habían congregado más de 800 personas, entre maestros, alumnos, intelectuales, artistas y...

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